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Vivir es sobrevivir pretende adentrarse en el vivir cotidiano de una sociedad rural de posguerra, a partir del estudio del control político, económico o moral desplegado por la justicia franquista. Atendiendo tanto al impacto de la jus-ticia militar como de la civil, el libro nos introduce en el ámbito de las relaciones entre poder y sociedad, asimismo contempla diversos aspectos de la violencia política franquista, algunos de ellos aún poco estudiados. El fenómeno del suicidio, la protección de la familia o la situación de la mujer, por ejemplo, se investigan en el contexto cotidiano de miseria y control social que acompañó la construcción del nuevo régimen, que afectó especialmente a los grupos marginales, protagonistas especiales en esta historia. Se aborda, también, la función política de la Iglesia a través de las actitudes mostradas por los clérigos rurales ante las solicitudes de información de las autoridades. Y se analiza el carácter de la represión militar en un pueblo de la Cataluña interior, a fin de conocer un poco más la dimensión pública y privada del proceso represivo, ya sea a partir de los comportamientos de los nuevos poderes locales o de las redes familiares y vecinales de colaboración con los mismos.

Conxita Mir (1952) es catedrática de historia contemporánea en la Universidad de Lleida. En sus primeros trabajos se ocupó del estudio del caciquismo político y los comportamientos electorales observados en Cataluña durante la Restauración monárquica y la Segunda República. Desde hace unos años centra su atención en el análisis de la violencia política y el control social durante el franquismo, recurriendo sobre todo a la información que proporcionan las fuentes judiciales civiles y militares de la época. Entre sus publicaciones destacan Les eleccions generals a Catalunya de 1901 a 1923, conjuntamente con A. Balcells i J. B. Culla (Barcelona, 1982); Caciquisme polític i lluita electoral, Lleida 1890-1932 (Barcelona, 1985); Actituds polítiques i control social a la Cata-lunya de la Restauració, 1875-1923, edición (Lleida, 1989); Violència política i ruptura social a Espanya, 1936-1945, coedición (Lleida, 1994), y Repressió econòmica i franquisme. L’actuació del Tribunal de Responsabilitats Polítiques a la província de Lleida (Barcelona, 1997), obra colectiva coordinada por la autora.

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© Conxita Mir Curcó, 2000

© de la edición impresa: Editorial Milenio, 2000

Sant Salvador, 8 - 25005 Lleida

www.edmilenio.com

editorial@edmilenio.com

Primera edición: abril de 2000

ISBN: 84-89790-88-4

DL L 284-2000

Impreso en Arts Gràfiques Bobalà, SL

Printed in Spain

© de la edición digital: Milenio Publicaciones, SL, 2013

www.edmilenio.com

Primera edición digital (epub): abril de 2013

ISBN (epub): 978-84-9743-545-1

Conversión digital: Arts Gràfiques Bobalà, SL

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A Laura, que ahora tiene once años,

con la esperanza que comprenda,

más pronto que tarde,

por qué la historia debe ser escrita.

CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN

Notas

PRIMERA PARTE. LA SOCIEDAD INTERVENIDA, JUSTICIA CIVIL Y CONTROL SOCIAL

Estampas posbélicas

Otras víctimas de la guerra

La vulnerabilidad de la población penal

A merced de la intimidación

La extorsión desde las filas del régimen

Negarse a vivir o el suicidio como autoexclusión

La falacia de los recuentos

El suicidio en un universo rural

Una causa política: el “temor de condena”

La indigencia como motivo de suicidio

El control de la disidencia

Los resortes del antifranquismo en la clandestinidad

La resistencia en la cárcel

La detención de un grupúsculo socialista

La caída de una célula comunista

Atajando el “virus del separatismo”

La precariedad organizativa del catalanismo

La azarosa trayectoria de un “separatista católico”

El poder receloso

Palabras capturadas

Cartas intervenidas

La penalización de la protesta lúdica

La autoridad contestada

La requisa de armas

Evasiones y fugas

La custodia de las creencias

Las fricciones en el bloque de poder franquista

Falangistas investigados

Vicisitudes carlistas

Penumbras de exilio

La regulación del hambre

En busca de la subsistencia

El medrar como práctica

La picaresca como medio

La moralidad intermediada

La tutela de la vida familiar

La protección de la infancia

La criminalización del aborto

La salvaguarda del decoro

El estigma del adulterio

La prostitución encubierta

La preservación de la honestidad

El recato como norma

La extorsión sexual en una sociedad custodiada

Intimidaciones e impunidades

Notas

SEGUNDA PARTE. CLERO Y JUSTICIA. LA FUNCIÓN POLÍTICA DE LOS PÁRROCOS RURALES

Entre la obligación y la devoción

Las actitudes ante el deber de informar

Los informes inculpatorios

Inculpaciones colectivas

Manifestaciones intransigentes

Los informes exculpatorios

Favor por favor

Avales especiales

Defendiendo a gente de orden

Percepciones contrastadas de la política local

En defensa del feligrés

Política y moral a través del lenguaje de los informes parroquiales

Notas

TERCERA PARTE. JUSTICIA MILITAR Y SOCIEDAD CIVIL

El consejo de guerra contra un dirigente marxista: Santiago Palacín Nadal, militante del POUM

Los eslabones de una biografía política

Testigos al habla: el perfil inculpatorio

Una imagen contrastada: avales exculpatorios

La represión militar en un pueblo de la Cataluña interior

La dimensión pública y privada del proceso represivo

El valor de los avales

En busca de culpables

Algunos aspectos de la colaboración civil en la represión militar

La toma de declaraciones a los procesados

Del luto al compromiso político: las redes familiares de implicación en la represión

Notas

RECAPITULACIÓN. LA ARTICULACIÓN DEL CONSENSO, ENTRE LA REPRESIÓN POLÍTICA Y EL CONTROL SOCIAL

AGRADECIMIENTOS

FUENTES

BIBLIOGRAFÍA

Publicaciones

INTRODUCCIÓN

La única manera de escapar al abismo

consiste en observarlo, medirlo, sondearlo y bajar a él.

Cesare Pavese

Para muchas personas, la década de los noventa del siglo que acabamos de traspasar es la de la recuperación de la memoria. Así lo atestiguaba no hace mucho Josefina Aldecoa, escritora de la generación literaria de los cincuenta que comenzó a rebuscar en los recuerdos que la trasladaban a los años de la guerra civil y la posguerra, justo en los inicios de esta década, cuando, en su opinión, el olvido voluntario respecto a este período histórico, consensuado en los años de la transición democrática, comenzaba a ser transgredido.1 La profusión de memorias, de libros de recuerdos, entrevistas literalizadas, relatos históricos o incursiones de jóvenes periodistas en las realidades de la guerra y de la dura posguerra constituyen un ejemplo fácilmente corroborable con un breve recorrido por alguna buena librería. Aunque bien es verdad que esta situación no debe hacer olvidar que, desde el mismo desenlace de la contienda, han sido muchas las voces de dentro y de fuera del país que han luchado con su pluma contra los peligros del olvido. Por todo lo cual, transcurridos ya más de sesenta años desde el final de la guerra, lo que se recupera es, en palabras del historiador Jacques Le Goff, la “normalización de la memoria”. Es decir, la asunción de un pasado, reescrito a la luz de unos recuerdos expresados sin cortapisas, ahora al abrigo de las nuevas investigaciones que han ido surgiendo a partir de la consulta a nuevas fuentes informativas hasta hace poco inaccesibles, que permiten abordar cuestiones durante años censuradas por imposición oficial o por la propia voluntad de quienes decidieron olvidar. Conocer para comprender es, como se ha insistido tantas veces, la tarea que todavía queda pendiente.2 Estas páginas, pensadas para ahondar en este cometido, son fruto del trabajo que desde hace unos años venimos desarrollando sobre la historia social del poder franquista. Y lo hacemos a partir del análisis de las prácticas judiciales desplegadas en las comarcas rurales de la Cataluña interior, las tierras de Lleida, por aquel entonces las menos desarrolladas de todo el territorio catalán.3

Con este libro queremos abundar en el conocimiento de las relaciones que se establecieron entre el Estado y la sociedad, así como en las respuestas dadas por la población, especialmente por las clases menos favorecidas, para sobrevivir a la miseria, la exclusión social y la represión. Por ello esta obra constituye a su vez una aproximación a la vida cotidiana de las clases populares y a la marginación social de posguerra desde el ángulo de la violencia política ejercida por el poder judicial como instrumento importante de represión política y control social.4 Nuestra voluntad ha sido, también, atender estos aspectos, en lo que tienen de explicativo en relación a los mecanismos articuladores de cohesión en torno al régimen, ya sea a través de la desmovilización o mediante la colaboración activa.

En el recorrido previsto, nos hemos fijado ante todo en los aspectos relacionados con la intervención sistemática del poder sobre la cotidianidad, incluso sobre la privacidad más íntima de las personas, gracias a las posibilidades que nos ofrece el estudio de los sumarios militares, así como las causas civiles abiertas entre 1939 y 1952, considerando siempre que tanto la represión como el control social fueron elementos fundamentales de la nueva realidad alrededor de los cuales se fue edificando el consenso que el régimen precisó para consolidarse tras una primera fase de imposición por el terror.

Los diferentes planos de análisis barajados toman en cuenta, en primer lugar, el papel desempeñado por los tribunales civiles, puesto que su actuación —seguida a partir de los cerca de 8.000 sumarios incoados a lo largo de esta primera dècada— permite observar hasta qué punto se llegó a fiscalizar la vida de las personas en todas sus manifestaciones.

Explorar buena parte de estos expedientes ha supuesto, como hemos indicado, recuperar la historia vivida por los grupos sociales más marginados del espectro social, del modo que nos enseña la tradición de la historia social británica y alemana en el momento de abordar el estudio de lo cotidiano, intentando comprender cómo se desenvuelven, desde abajo, desde la vida de los protagonistas anónimos, las relaciones entre el Estado y la heterodoxia individual, en un contexto difícil, como lo fue la posguerra española, cuando cada uno actuaba preocupado por cubrir prioritariamente las necesidades más vitales para sobrevivir a las penurias de la subsistencia, pero también a las exigencias que imponían las nuevas formas de convivencia que dieron pie a un nuevo sistema de relaciones personales, fruto, entre otras cosas, de las diferentes percepciones y consecuencias que tuvo el conflicto bélico y su resolución.

Por lo que respecta al escaso desarrollo que todavía tiene en España el estudio de la justicia penal, atendida más por antropólogos o histo-riadores medievalistas y modernistas que por contemporaneistas, la situación se va corrigiendo paulatinamente en el caso de las relaciones entre justicia y contestación social durante el siglo XIX y primeras décadas del xx5 y máxime en relación con la justicia represiva de los años del franquismo. Todavía avanza con lentitud el proceso de consolidación de una tradición ya establecida en otros países, como por ejemplo Francia, en donde existen, desde mediados de los setenta —especialmente a raíz de los trabajos de Michel Foucault—, líneas de investigación sobre los grupos sociales situados en los márgenes de la sociedad: pobres, presos, prostitutas —las tres pes—, más habitualmente tomados en consideración.6

Es posible que el hecho de que la mayoría de los investigadores españoles no se hayan interesado en las fuentes judiciales penales obedezca, en buena medida, a la convicción, quizás un tanto precipitada, de que la actuación de la justicia civil fue irrelevante en unos momentos en que la jurisdicción militar llevaba el peso de la represión política.

Sin duda, los tribunales civiles perdieron prerrogativas a favor de las jurisdicciones especiales, que se ocuparon de castigar a todo aquél que se atreviera a carcomer alguna de las cuatro patas del franquismo de primera hora: autoridad, credo, moral y economía. Pero ello no ha de suponer la pérdida de una buena oportunidad para abordar mejor el estudio sobre el control social de la vida cotidiana, incluso de la privacidad, especialmente cuando la utilidad historiográfica de estas fuentes judiciales se ha podido corroborar fehacientemente.7 En cualquier caso, la aproximación que hemos podido realizar a los expedientes incoados en la provincia de Lleida por la justicia civil, nos ha hecho ver que una historia completa de nuestro pasado reciente no puede eludir estas fuentes —a pesar de su subordinación fáctica al poder militar—, tanto por el tipo de asuntos que cayeron bajo su competencia, como por la inmensa cantidad de información, a veces de carácter único e irremplazable, que se puede obtener sobre los avatares de la vida cotidiana en la sociedad civil de la posguerra. Por otra parte, si consideramos la evolución seguida desde el final de la guerra hasta los años sesenta, vemos que no deja de producirse un incremento sostenido de la actividad de la jurisdicción civil, de tal manera que, a medida que los tribunales militares y especiales aplicaban una represión más selectiva, aumentaban los casos dilucidados por la justicia ordinaria.

Extendiendo la mirada sobre la organización de la convivencia cotidiana de posguerra desde un nuevo plano, nos detenemos en conocer las actitudes que la Iglesia, como fuerza viva local, sostuvo ante las prácticas represivas desencadenadas desde la coacción legal. Ello nos ha conducido a ver cuál fue el comportamiento observado por los párrocos a la hora de emitir los informes que les fueron reclamados —junto a alcaldes, Guardia Civil i Falange— por los tribunales de responsabilidades políticas, los únicos que lo hicieron por sistema, sobre las actividades sociopolíticas de sus vecinos, feligreses o no, que eran juzgados por actuaciones llevadas a cabo durante la República.

El recorrido por los informes emitidos para los casi 4.000 sumarios incoados por responsabilidades políticas en las comarcas leridanas, permite ver no sólo la actitud del clero ante el nuevo orden, sino también las filias y fobias de sus miembros, más propias de unos hombres resentidos por la persecución padecida, sin duda cierta y descarnada, que de una institución que proclama el perdón como principio doctrinal. Como es bien sabido, la Iglesia tomó partido en el momento de reempren-der la normalización del vivir diario, y lejos de estar por encima de las divisiones sociales se implicó de lleno en las mismas, convirtiéndose en un elemento clave en la organización de la convivencia, durante tanto tiempo ajena a la reconciliación.

En suma, hemos procedido al análisis monográfico de los informes de los curas rurales —aspecto prácticamente sin tratar con una cierta sistemática en nuestra historiografía más reciente, a pesar de lo mucho que se ha avanzado en el conocimiento de la represión franquista— porque el nacionalcatolicismo como ideología del Estado, afectando de forma trans-versal a toda la sociedad, tuvo especial repercusión en el mundo rural, adonde el franquismo afianzó más rápidamente su dominio, gracias a la aplicación de un sistemático y riguroso control político, social y moral, que resultó mucho más eficaz que lo que pudo ser en un contexto urbano, adonde la sostenida reavivación de las brasas del recuerdo de la guerra tuvo como antídotos el anonimato y el exilio interior y, hasta el punto que fue posible, la clandestinidad.

Y puestos en la tarea de desbrozar los distintos niveles de incum-bencia con la nueva realidad social impuesta por el franquismo, nos detenemos finalmente en el impacto de la justicia militar, la impartida a través de los consejos de guerra sumarísimos, con el objeto de intentar ver cómo la represión se convirtió en un ritual de iniciación política para los colectivos sociales que se cohesionaron alrededor del régimen, a través de la implicación directa en las prácticas represivas sobre los vencidos y sus allegados.8 Conscientes de las múltiples posibilidades de análisis histórico que ofrecen estos sumarios, hasta hace bien poco vetados a los estudiosos, optamos por utilizar sólo una parte de la inmensa información reunida en los mismos. Nos fijamos con preferencia en aquellos aspectos que nos permiten aproximar mejor el grado de implicación de la sociedad civil en el proceso represivo, y, en consecuencia, en la configuración del consenso que el régimen precisó para consolidarse.

Analizamos en primer lugar el consejo de guerra sumarísimo incoado a un dirigente del POUM, un personaje peculiar y bien conocido por estos parajes, ex seminarista, profesional de la política, especialista en temas agrarios y paladín máximo del discurso anticlerical en los mítines del partido. La elección de este caso obedece al hecho de que un recorrido por el expediente que se tramitó permite construir una imagen ignorada por muchos de los que fueron correligionarios del procesado, del cual casi se perdió toda pista una vez finalizada la guerra. Sin duda su caso constituye un ejemplo singular de las vicisitudes por las que a menudo transcurre la recuperación de la memoria colectiva.

En segundo lugar tomamos como ámbito de análisis una localidad en la que la ruptura social padecida durante la guerra y la posguerra fue expresión de enfrentamientos de largo alcance, apenas superados con el transcurso de los años. La selección de dicho municipio se ha basado en los conocimientos que sobre el mismo nos procuran trabajos previos sobre la evolución de los comportamientos políticos y sociales observados a lo largo de la Restauración, la Segunda República y la Guerra Civil, junto a la posibilidad de acudir a la historia oral, herramienta básica —presente a lo largo de toda la obra y no sólo en esta parte de la misma— a la hora de contrastar fuentes o recabar información complementaria.9 La localidad escogida, de unos 2.500 habitantes según el censo de 1940, pertenece a una de las zonas de Cataluña con mayor conflictividad durante estos años de guerra y revolución, momento histórico en el que, sin duda, aquí como en otros muchos lugares, se desbordaron viejos recelos y conflictos largamente incubados en el seno de las comunidades locales. En cuanto al municipio en cuestión, ningún otro de las comarcas de Lleida con dimensiones demográficas comparables le alcanzó en los índices de violencia política que en el mismo se registraron.10 Del mismo se han consultado exhaustivamente más de cuarenta sumarios militares.11

Vemos, pues, que el ámbito territorial escogido para desarrollar nuestra investigación parte de un nivel superior, las tierras de la Cataluña interior —las once comarcas de la antigua división territorial de la provincia de Lleida— para descender, por lo que respecta a la comprensión de la actuación de los tribunales militares, al ámbito municipal y al caso particular. Creemos que la interrelación de los tres niveles señalados constituye, a nuestro entender, un buen laboratorio para el historiador, puesto que las tierras de Lleida, por su carácter de comunidad rural heterogénea, proporcionan un contexto ideal para el estudio de los efectos sociales que se derivaron de los esfuerzos que realizó el nuevo régimen por imponerse a una población que, en gran parte, se suponía hostil. A la vez, se ha de insistir en que si bien es cierto que la necesidad de sobreponerse de los efectos de una rígida vigilancia forzó en todas partes la división entre una minoría cada vez menos dispuesta a la resistencia y una mayoría cada vez más abocada al silencio, no lo es menos que los efectos coercitivos de nueva realidad social se autoalimentaban en muchos pueblos de la propia idiosincrasia del ámbito rural.

Abundando en los aspectos metodológicos, hemos de señalar que, en cada una de las tres partes que componen la obra, se ha optado por acudir al estudio de casos porque tenemos el convencimiento de poder avanzar en la comprensión global del fenómeno violento a partir de realidades muy concretas, las únicas que permiten captar las relaciones interpersonales que estuvieron en la base de los comportamientos sociales articulados alrededor de las prácticas represivas de posguerra.

Ello comporta no pocos riesgos. Por un lado primar el aspecto descriptivo, que es el tono que conscientemente se ha querido dotar a la obra, dirigida tanto al ámbito académico como a un público más amplio, presumiblemente interesado por estas cuestiones. Por otra parte, recurrir al estudio de casos presupone una selección que aparece inevitablemente mediatizada por las inclinaciones personales de quien ha de bucear entre la información que posee. Quizá conscientes de los peligros que ello implica, se ha dejado hablar a menudo a los protagonistas de las muchas historias personales a las que se ha acudido. De cualquier manera, en la selección de casos se ha procurado proceder con ecuanimidad. O lo que es lo mismo, sin forzar las fuentes con fines contrarios a la búsqueda de la verdad histórica. Lo cual no quita que a lo largo de todo el trabajo se haya puesto especial énfasis en subrayar el papel primordial de las clases populares, las cuales soportaron el peso de una reconstrucción caracterizada por el hambre, la represión, el control social y el miedo omnipresente. Porque al fin y al cabo este libro trata sobre los olvidados de la Historia. De ahí que creamos posible hacer extensivo su valor interpretativo a otras muchas comunidades rurales de características similares a las que en esta obra se toman como marco de referencia.

Por otra parte, la historia de las comarcas de Lleida durante el primer franquismo ha experimentado un considerable avance desde las primeras aproximaciones hechas al conocimiento de la época a finales de los sesenta, momento de la aparición del ya clásico ensayo Lleida, problema i realitat (1967), lo que proporciona unos buenos cimientos en los que apoyar la visión que proponemos en este libro.12 Conocemos bien las transformaciones que estas tierras han experimentado a lo largo del franquismo gracias a la atención que han prestado a las mismas diversos estudiosos sociales. Los trabajos de geógrafos, antropólogos y economistas (J. Vilagrasa, R. Morell, J. Ganau, V. Bretón, J. J. Mateu, F. García, etc.) nos permiten saber más sobre el crecimiento urbano y la evolución social de este ámbito. Desde la antropología cultural (C. Feixa) se han hecho aportaciones interesantes a la historia de la vida cotidiana vista por la juventud de la época. Contamos con una cuantificación exhaustiva de los efectos de la represión franquista en su vertiente más cruenta, y con un interesante trabajo sobre el mundo penitenciario de posguerra (M. Barallat). También se han elaborado trabajos sobre la historia de la Iglesia como institución (J. Barallat, R. Sol y C. Torres) y sobre la religiosidad popular (B. Solé) como manifestación social. Disponemos de una buena síntesis sobre el antifranquismo y sus diversas estrategias de actuación a lo largo de todo el período franquista (A. Jarne). Igualmente, podemos recurrir a diversas memorias de gran valor testimonial,13 junto al clásico trabajo de Mezquida sobre la batalla del Segre y la penetración militar. Por más que la atención prestada al franquismo oficial no ha ido más allá de la incursión hecha por la profesora Antonieta Jarne sobre el Auxilio Social y la Sección Femenina, con algún breve estudio sobre los modelos formales y sentimentales de la mujer durante la posguerra.

Por ello, estas páginas estan planteadas, también, con el deseo de avanzar en el conocimiento más completo posible de lo que fue el franquismo de primera hora, cosa que nos ha de permitir establecer sobre qué substrato se hizo el paso hacia lo que se ha denominado, quizá con escasa fortuna semántica, “franquismo sociológico”, tan íntimamente relacionado con el impacto que la guerra y la represión de posguerra tuvo sobre las mentalidades de la población en general, y en el caso de las tierras de Lleida, con las especificidades propias de la ruralidad y el aislamiento, ya señaladas. Creemos que con ello elaboraremos la información necesaria para verificar, matizar o ampliar las visiones de conjunto con que actualmente se cuenta, tanto por lo que respecta al período en sí mismo como con relación a las cuestiones globales —consenso, justicia, cotidianidad, marginación, control social, etc.— a que nos venimos refiriendo.

Para finalizar esta breve presentación, un par de consideraciones más. Una, referida a la decisión de acabar el recorrido emprendido por la sociedad de posguerra al inicio de la década de los cinquenta, opción que obedece al carácter simbólico de 1951, tanto por lo que respecta a los acontecimientos sociales y políticos vividos por el país, como por lo que concierne a la consolidación del silencio y la desmovilización como rasgos estructurales del comportamiento social, donde el síndrome de la seguridad fue el manto protector de la sociedad resultante durante un largo intervalo. Y por lo que hace al título Vivir es sobrevivir, no se ha hecho sino recoger el sentir de la gente que desde el anonimato luchó cada día por su propia existencia, tanto por huir del hambre como del repudio social explotando al máximo las precarias posibilidades de un medio hostil, en el que tan difícil era conseguir un poco de comida como un aval, salvaguarda de una seguridad incierta en una sociedad presionada para la denuncia y la inculpación.

Acaso el resultado obtenido con este trabajo sea sólo un libro más de los muchos que ya existen sobre la sociedad española del franquismo de posguerra. Aunque creemos que la imagen que en él emerge incorpora elementos nuevos que refuerzan el incuestionable poder de sugestión que estos años de resistencia y supervivencia de nuestra historia reciente siguen ejerciendo en muchos de nosotros.


1. El primer volumen de su trilogía de recuerdos —Historia de una maestra, Mujeres de negro y La fuerza del destino— fue escrito precisamente en 1990.

2. Este es sin duda el espíritu que ha guiado la más reciente síntesis sobre la violencia de guerra y posguerra, la obra colectiva de S. Juliá (coord.), J. Casanova, J. M. Solé i Sabaté, J. Villarroya, F. Moreno, Víctimas de la guerra civil, Madrid, 1999.

3. Nos iniciamos en este campo de estudio investigando la represión económica derivada de la actuación del Tribunal de Responsabilidades Políticas, cuyos resultados publicamos el año 1997. Después de esta primera incursión en las fuentes judiciales, los sumarios civiles y militares han seguido constituyendo el fondo documental básico para desarrollar una investigación más amplia sobre la posguerra, la reconstrucción y el franquismo de las primeras décadas. Véase, C. Mir, F. Corretgé, J. Farré, J. Sagués, Repressió econòmica i franquisme. L’actuació del Tribunal de Responsabilitats Polítiques a la província de Lleida, Barcelona, 1997. Una visión conjunta de la violencia de guerra y posguerra se presentó en el monográfico J. Barrull y C. Mir (coords.), Violència política i ruptura social a Espanya, 1936-1945, en Espai/Temps, Lleida, 1994.

4. Un buen ejemplo de hasta qué punto el estudio de la justicia ordinaria es tan interesante como el de la extraordinaria para profundizar en los mecanismos de control social en tiempos de reconstrucción de posguerra nos lo ofrecen los trabajos de los investigadores de l’Institut d’Histoire Du Temps Présent (IHTP) del CNRS. Un estado de la cuestión sobre los mismos puede verse en B. Aubusson de Cavarly; M. S. Huré; M. L. Pottier, La justice pénale en France. Résultats statistiques (1934-1954), Les Cahiers de l’IHTP, Cahier, n.o 23, abril 1993; J. C. Farcy; H. Rousso, Justice, répression et persécution en France (fin des anneés 1930 – début des années 1950) Essai bibliographique, Les Cahiers de l’IHTP, Cahier, n.o 24, junio, 1993.

5. Los trabajos más habituales son los que toman las fuentes judiciales como medio para conocer la criminalidad como estrategia de protesta social. Al respecto se han desarrollado grupos de trabajo especialmente en Extremadura y Andalucía. Entre otros cabe citar a F. Cobo Romero, S. Cruz Artacho y M. González de Molina, Privatización del monte y protesta social. Un aspecto desconocido del movimiento campesino andaluz (1836-1920), Departamento de Historia Contemporánea, Universidad de Granada. Su aportación constituye un buen trabajo para ver cómo a través de las fuentes judiciales se puede estudiar la resistencia campesina frente a la penetración del capitalismo. En el mismo sentido, S. Cruz Artacho, “Los archivos de la Audiencia para el estudio de la conflictividad rural en la Restauración: las fuentes sobre criminalidad” en Actas del II Congreso de Historia de Andalucía, III, Córdoba, pp. 449-458; E. Martínez Ruiz, La delincuencia contemporánea. Introducción a la delincuencia isabelina, Granada, 1982; M. A. Morales Payan, La justicia penal en la Almería de la primera mitad del siglo XIX, Almería, 1998. F. Sánchez Marroyo, “La delincuencia sociopolítica en Cáceres durante la Segunda República” en Norba, Revista de Historia, n.o 10, Cáceres, 1989-1990, pp. 233-264; M. J. Merinero Martín, “La Audiencia de Extremadura y el sistema penitenciario (1820-1868)”, Mérida, 1990.

6. Especialmente desde la publicación de Histoire de la Folie (1961) o Surveiller et Punir (1975). Véase una aproximación a la influencia de los trabajos de Foucault en la historiografía contemporánea en el artículo de F. Vázquez García, “Foucault y la historia social”, en Historia Social, n.o 29, 1997, pp. 145-159. También P. Trinidaz Fernández, “La inclusión de lo excluido: la Historia de la delincuencia y de las instituciones penales”, en Historia Social, n.o 4, 1989, pp. 149-158 y del mismo autor La defensa de la sociedad. Cárcel y delincuencia en España (siglos XVIII-XX), Madrid, 1991. Como reflexiones sobre marginación puede verse J. L. Peset, Ciencia y marginación. Sobre negros, locos y criminales, Barcelona, 1983; J. Serna Alonso, Presos y pobres en la España del siglo XIX. La determinación social de la marginación, Barcelona, 1988. Por lo que respecta a los avances de la historia de la justicia francesa durante el siglo XX, y sobre todo de sus relaciones con el poder y la sociedad, hay que resaltar la labor desarrollada por el Instituto de Historia del Tiempo Presente, a partir de un proyecto interdisciplinario, iniciado en 1991, sobre “Justice, répression, persécutions en France de la fin des années 1930 au début des années 1950”, que ha dado pie a la colección Justice de los Cahiers de l’IHTP destinados a publicar los textos, los estudios y los instrumentos de trabajo desarrollados en este campo.

7. En el excelente trabajo que sobre Violencia política en la II República y el primer franquismo publicó el año 1996 el profesor Manuel Ortiz, tomando como marco de referencia la provincia de Albacete, entre 1936 y 1950, se hace especial mención a las fuentes judiciales ordinarias, mientras en las IV Jornadas sobre Historia y fuentes orales, celebradas el año 1994, otra especialista en el franquismo de posguerra, la profesora Encarna Nicolás Marín, insistía en la conveniencia de recurrir a la justicia ordinaria para analizar la desviación social del orden burgués durante este momento histórico.

8. Apenas existen trabajos desarrollados en este sentido, dado que hasta hace poco los archivos militares eran de difícil acceso, mientras la información que los sumarios contienen es muy difícil de ser suplida por la que proporcionan otro tipo de fuentes, como la Causa General, que desde hace tiempo viene siendo el principal fondo documental consultable.

9. Sobre la evolución del comportamiento político y electoral histórico, C. Mir, Caciquisme polític i lluita electoral. Lleida 1890-1936, Barcelona, 1986. Un excelente estudio monográfico sobre la Segunda Republica lo constituye el libro de J. Barrull, Les comarques de Lleida durant la Segona República, Barcelona, 1986. Del mismo autor, Violència popular i justícia revolucionària. El Tribunal Popular de Lleida, 1936-1937, Lleida, 1995.

10. Corresponde al grupo de municipios leridanos de menos de 3.000 habitantes que registraron entre un 5-5,9 por mil de fusilados. Así se recoge en el libro de J. M. Solé Sabaté, La repressió franquista a Catalunya. 1938-1953, Barcelona, 1985.

11. Custodiados actualmente por el Tribunal Militar Territorial Tercero, con sede en el Gobierno Militar de Barcelona. La inexistencia en este archivo militar de un índice topográfico no permite establecer el número total de causas abiertas para cada localidad. Por ello, la relación de los sumarios analizados se ha establecido teniendo en cuenta las sentencias con pena de muerte recogidas en el estudio del profesor Solé i Sabaté sobre la represión franquista en Cataluña, las sentencias remitidas por los tribunales militares al Tribunal de Responsabilidades Políticas y algunos nombres recabados a través de las fuentes orales, siendo bien conscientes que, si bien constituye una muestra significativa, no refleja la totalidad de procesos militares abiertos en la localidad.

12. J. Lladonosa; F. Porta; S. Miquel; J. Vallverdú y J. Gabernet, Lleida, problema i realitat, Barcelona, 1967. El Institut d’Estudis Ilerdencs hizo el año 1995 una reedición de la obra. Posteriormente, otro ensayo hizo fortuna, M. Pueyo, Lleida: ni blancs ni negres però espanyols, Barcelona, 1984.

13. Una relación de las memorias escritas por historiadores, políticos y prohombres de estas tierras ha de contemplar los títulos siguientes: J. Lladonosa, Setanta-cinc anys de records, 1907-1982, Alguaire, 1989; J. Vallverdú, Indíbil i la boira, Barcelona, 1983. El mismo autor ha publicado sus recuerdos personales sobre los años cuarenta y cincuenta, que ofrecen muchas pistas sobre la sociedad leridana de estas décadas, Vagó de Tercera, Barcelona, 1996 y Garbinada i ponent, Els meus anys cinquanta, Barcelona, 1998. Siguiendo en la misma línea de las vivencias personales, resultan sumamente útiles los libros de A. Bergós, Memòries, Lleida, 1990; V. Torres, Memòries polítiques i familiars, Lleida, 1994. T. Pàmies, Crònica de la vetlla, Barcelona, 1975 y Teresa Pàmies y Tomàs Pàmies, Testament a Praga, Barcelona, 1971; F. Viadiu, Delegat d’Ordre Públic a “Lleida la roja”, Barcelona, 1979 y V. Ximenis, Demòcrata i socialista. Setanta anys de lluita política, Lleida, 1998.

PRIMERA PARTE. LA SOCIEDAD INTERVENIDA, JUSTICIA CIVIL Y CONTROL SOCIAL