Cubierta

Viktor Emil Frankl

SINCRONIZACIÓN EN BIRKENWALD

UNA CONFERENCIA METAFÍSICA

Traducción de Ana Schulz

Herder

Portada

Título original: Synchronisation in Birkenwald. Eine metaphysische Conference

Traducción: Ana Schulz

Diseño de la cubierta: Stefano Vuga

Maquetación electrónica: Manuel Rodríguez

 

© 2013, herederos de Viktor E. Frankl

© 2013, Herder Editorial. S.L., Barcelona

© 2013, de la presente edición, Herder Editorial, S.L., Barcelona

 

ISBN DIGITAL: 978-84-254-3061-9

 

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Herder

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Ficha del libro

Viktor Frankl fue víctima, como tantos otros, de la barbarie nazi, de un trato cruel y del intento de ser reducido a un número. Como muchos, resistió, y Terezín, Auschwitz, Türkheim, Kauferin y Dachau fueron las estaciones de un viaje intenso hacia sí mismo, hacia el descubrimiento de su propia resistencia espiritual.

Frankl escribió esta obra de teatro poco tiempo después de haber dejado atrás su experiencia como prisionero en los campos de exterminio. Su título Birkenwald encierra un debate metafísico sobre el sentido del sufrimiento, que toma como punto de partida una escena en una barraca del campo de concentración Birkenwald, nombre de ficción resultado de la combinación de los nombres Buchenwald y Birkenau. En alemán, Birkenwald significa bosque de abedules, árboles cuya capacidad de generar vida en lo devastado les permite arraigarse y colonizar con nueva vida el terreno. La obra pone en escena, de modo creativo y original, diálogos humanos que manifiestan vivencias universales con las que no podemos dejar de sentirnos identificados.

Viktor E. Frankl (1905-1997) está considerado como uno de los psicoterapeutas más destacados del siglo xx y el último de la gran generación de la Escuela de Viena. Doctorado en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, fundó la Logoterapia, denominada la Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia.

En 1942, en pleno apogeo de los nazis, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en los campos de concentración. Fue precisamente esta experiencia la que lo llevaría a perfilar su teoría basada en la búsqueda de un sentido para la vida del hombre.

Tras sobrevivir al Holocausto, fue profesor de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y ejerció la cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, en California. Ofreció conferencias en universidades de todo el mundo y veintinueve de ellas le otorgaron el título de doctor honoris causa. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Oskar Pfister Award de la American Psychiatric Association, fue miembro de honor de la Academia Austriaca de las Ciencias.

Sus obras han sido traducidas a una treintena de idiomas. www.viktorfrankl.org

Otros títulos de interés:

Viktor E. Frankl

Ante el vacío existencial

 

El hombre doliente

 

El hombre en busca de sentido

 

Escritos de juventud 1923-1942

 

Fundamentos y aplicaciones de la logoterapia

 

La presencia ignorada de Dios

 

La psicoterapia al alcance de todos

 

La voluntad de sentido

 

Logoterapia y análisis existencial

 

Psicoterapia y existencialismo

 

Teoría y terapia de las neurosis

Viktor E. Frankl / Pinchas Lapide

Búsqueda de Dios y sentido de la vida

Índice

Prefacio

Sincronización en Birkenwald

Notas

1. Publicada bajo el pseudónimo de «Gabriel Lion» en Der Brenner, n.º 17 (1948), pp. 92-125.

2. En el texto original dice: «Allí se habla alemán», pero el público que verá la representación de este texto habla español. (N. de la T.)

3. En alemán kz.sp.e.: Konzentrationslager Sonnenplanet Erde. Es un juego de palabras que aprovecha la ya existente abreviatura en alemán kz para campo de concentración. (N. de la T.)

4. En los campos de concentración se llamaba «musulmán» al recluso extenuado, apático, sin fuerzas para seguir viviendo. (N. de la T.)

Sincronización en Birkenwald

Una conferencia metafísica1

Personajes:

Benedictus (Baruch) de Spinoza

Sócrates

Immanuel Kant

Kapo

Franz

Karl

Fritz

Ernst

Paul

Madre

Ángel Negro

Sargento Segundo de las SS

 

Lugar: el teatro correspondiente.

Tiempo: la función correspondiente.

 

Escenario vacío delante de un telón intermedio. Los tres filósofos vestidos con el traje de su época; Kant, además, con peluca.

Spinoza (mientras escribe): Director de protocolo: Benedictus de Spinoza…

Sócrates: También debería anotar la hora exacta.

Kant: ¡Alto! ¡Protesto! ¿Qué entiende por hora exacta? ¿A qué se refiere? ¿A la hora centroeuropea, a la hora normal, al horario de verano o a qué si no? Ya lo estoy viendo caballeros, mi crítica trascendental está en peligro de quedar en el olvido.

Spinoza: Disculpe, señor profesor, no la he olvidado.

Sócrates: Yo tampoco, no se lo tome a mal por favor, no lo decía en ese sentido…

Kant: ¿Acaso sabe a qué me refiero?

Sócrates: Por supuesto. El espacio y el tiempo no son más que intuiciones…

Kant: Así que lo sabe, entonces, ¿por qué no se atiene a ello?

Sócrates: ¡Pero si soy la prueba viviente de que me atengo a ello!

Kant: No lo entiendo.

Sócrates: Pues yo, que viví en la antigua Grecia, conozco su Crítica de la razón pura casi de memoria.

Kant: ¡Ah! ¿A eso se refiere? Está bien, le creeré.

Sócrates: Él, Baruch Spinoza y yo, nosotros, ¿cómo lo llamábamos en aquella época en que nos jugábamos la piel en la tierra? Estamos en la «eternidad», ahora estamos en la eternidad.

Spinoza: ¡Deliciosa paradoja!

Sócrates: Puesto que la eternidad no es más que simultaneidad.

Kant: ¿Eso lo tiene de san Agustín?

Sócrates: ¿Pero quién tiene qué, y de quién?

Spinoza: En su día, cada uno de nosotros nos ocupábamos de las prioridades, y ahora aquí resulta que no hay antes ni después, no hay primero ni segundo.

Sócrates: Puesto que estamos en la eternidad.

Spinoza: La eternidad está con nosotros.

Kant: De acuerdo, todo esto no es nuevo en absoluto. Pero vuelvo a hacerle la misma pregunta, ¿por qué habla usted de una fecha concreta?

Sócrates: Profesor, se lo ruego, ¿cómo vamos a hacer todo esto comprensible a la gente: eternidad, temporalidad, simultaneidad…?

Kant: Tiene usted razón…

Spinoza: ¡Él tiene razón, profesor!

Kant: Por favor, prosiga entonces con el protocolo, señor Spinoza…

Sócrates: Profesor, pido la palabra.

Kant (asiente alentadoramente con la cabeza).

Sócrates (se levanta y carraspea): Caballeros, cómo expresarlo, simplemente se trata de que el ser humano no puede continuar así, ¡algo debe ocurrir! Es difícil que se hagan una idea de cómo viven hoy en día en la Tierra. La fe está prácticamente muerta, cualquier tipo de fe, además. Hoy en día ya no se cree ni en la propaganda política. Ya nadie cree en el prójimo, ni tampoco en uno mismo. Y sobre todo, ¡ya nadie cree en una idea!

Kant (a media voz): Las ideas solo son reguladoras.