Anónimo

La Leyenda de Gilgamesh




La Leyenda de Gilgamesh
(Los números entre paréntesis indican el orden de líneas en las tablillas)
Tablilla I
Tablilla II
Tablilla III
Tablilla III
Tablilla VII
Tablilla VIII
Tablilla IX
Tablilla X
Tablilla XI


El tema de esta leyenda es secular en esencia. Trata de cuestiones tan propias de la tierra como el hombre y la naturaleza, el amor y la aventura, la amistad y la lucha, magistralmente enlazadas sobre el fondo de la cruda realidad de la muerte. El crítico combate que sostiene el protagonista para cambiar su destino, enterándose del secreto de la inmortalidad por boca del héroe del Gran Diluvio, se ve condenado al fracaso, fracaso que va acompañado de una tranquila resignación. Por vez primera en la historia del mundo halló noble expresión una experiencia tan profunda y de proporciones tan heroicas. El alcance y el vuelo del poema, y su ruda fuerza poética, le confieren un encanto intemporal. Descontados unos pocos, los textos acádicos proceden de la biblioteca de Asurbanipal hallada en Nínive. A diferencia del Poema de la Creación, el de Gilgamesh se conoce en versiones que se retrotraen al I milenio A. C. De la mitad del II milenio se poseen fragmentos de una recensión acádica corriente en el imperio hitita, y los propios archivos de Bogazköy han proporcionado importantes fragmentos de una versión hitita y uno solo de una recensión hurrita de la obra. De la primera mitad del II milenio se tienen porciones representativas de la versión babilónica antigua, que corresponden a las tablillas I-III y X. La evidencia interna del material sugiere que la misma era una copia de un texto más temprano. La fecha original de composicion de la obra acádica debe de situarse hacia el final del II milenio, si no un poco antes.



(Los números entre paréntesis indican el orden de líneas en las tablillas)


Tablilla I


(I)

Aquel que vio todo [hasta los confine]s de la tierra, [Que todas las cosa]s experimentó, [conside]ró todo. [...] juntamente [...], [...] de sabiduría, que todas las cosas.[..]. (5) Lo [o]culto vio, [desveló] lo velado. Informó antes del Diluvio, Llevó a cabo un largo viaje, cansado y [derren]gado. Todo su afán grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro construyó, Del reverenciado Eannal, el santuario puro.

¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene!

Acércate a Eanna, la morada de Istar, Que ni un rey futuro, ni un hombre, puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk, Inspecciona la terraza de la base, examina sus ladrillos:

¿No es obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete [Sabios]?

Falta el resto de la columna. Un fragmento hitita [cf. J. Friedrich, ZA, XXXIX (1929), 2-5] corresponde en parte a la porción inicial deteriorada de nuestra columna 1l y, por ende, parece contener algo del material del final de la I columna. De tal fragmento se desprende que varios dioses intervienen en la formación de Gilgamesh, al que dotaron de talla sobrehumana. Finalmente, Gilgamesh llega a Uruk.

(II)

Dos tercios de él son dios, [un tercio de él es humano]. La forma de su cuerpo[...] (3-7) (líneas mutiladas o ausentes) (8) [...] como un buey salvaje altivo [...]; El empuje de sus armas no tiene par. Mediante el tambor se reúnen [sus] compañeros. Los nobles de Uruk están som[bríos] en [sus cáma]ras:

«Gilgamesh no deja el hijo a [su] padre; [Día] y [noche] es desenfrenada su arro[gancia]. [¿Es éste Gilga]mes, [el pastor de la amurallada] Uruk? ¿Es éste [nuestro] pastor, [osado, majestuoso, sabio]?

[Gilgamesh] no deja [la doncella a su madre], ¡La hija de guerrero, [la esposa del noble]! Los [dioses escucharon] sus quejas. Los dioses del cielo del señor de Uruk [ellos... ]:

«¿No parió [Aruru] este fuerte buey salvaje? [El empuje de sus armas] en verdad no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus [compañeros].

Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche [es desenfrenada su arrogancia].

¿Es éste el pastor de [la amurallada] Uruk? ¿Es éste su [...] pastor, Osado, majestuoso (y) sabio?...

Gilgamesh no deja la doncella a [su madre], ¡La hija del guerrero, la esposa del noble!»

Cuando [Anu] hubo escuchado sus quejas, A la gran Aruru llamaron: «Tú, Aruru, creaste [el hombre]; Crea ahora su doble; Con su corazón tempestuoso haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!»

Cuando Aruru oyó esto, Un doble de Anu en su interior concibió. Aruru se lavó las manos, Cogió arcilla y la arrojó a la estepa. [En la este]pa creó al valiente Enkidu, Vástago de..., esencia de Ninurta. [Hirsu]to de pelo es todo su cuerpo, Posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su pelo brotan como Nisabal.

No conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua.

(Ahora bien) un cazador, un trampero, Se le encaró en el abrevadero [Un] día, un segundo y un tercero Se le encaró en el abrevadero Cuando el cazador le vio, su faz se inmovilizó.

El y sus animales entraron en su casa, [Transido de] miedo, quieto, sin un sonido, (Mientras) su corazón [se turbaba], nublado su rostro. Pues el pesar había [penetrado] en su vientre; Su cara era como la [de un viejero] llegado de lejos.

(III)