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Índice de contenido
Mamá o papá, abuelo o abuela, educador en general:
Los lápices de colores
En la huerta de los abuelos
La aventura de la lluvia
De regreso a casa
Cantar aleja los miedos
La sal
Ester, la reina valiente
¡Yo confío en ti!
Una linda mariquita
Dios protege a Elías - I
Dios protege a Elías - II
Dios protege a Elías - III
La tentación de los postres
El cielo es un tesoro
El conocimiento de los niños
Cometas en el aire
Gemelos, pero diferentes
¡Avalancha!
Salvado de las aguas - I
Salvado de las aguas - II
La rana esforzada
La paciencia es eficaz
La estatua de sal
El viaje en avión
Sin peleas
Obediencia y fidelidad
El rey más rico
La torta de bienvenida
El berrinche de Anita
Jesús sana a la gente
Simba y Milky
Regalitos de Dios
El hombre fuerte que se debilitó
¡Cuidado!
Para dormir bien
El pequeño Samuel
La buena elección
El pulpo
Una Ley de amor
Un encuentro especial
Nada que temer
La escalera de Jacob
Licas y la tempestad
El estruendo y el león
Jesús a los doce años
Disfrazadas de mamá
El león y el diablo
La tormenta
Bella por dentro
Un mamífero especial
La primera familia - I
La primera familia - II
La primera familia - III
La primera familia - IV
La primera familia - V
La palomita de la paz
Daniel y los leones
Delfines a salvo
¿Estoy bonita?
Abraham deja su tierra
Fuego en la cabaña
La bolsa de refugio
La conquista de Jericó
Yo voy a ser...
Una capa para el cuerpo
La capa limpia
Un regalo especial
El buen samaritano
Tim recibe una llamada
¡Socorro!
Los doce discípulos
El agua preciosa
Las galletas
La bondadosa Rut
Debajo del aspersor
Las hormiguitas
Jesús camina sobre el agua
El vencedor
El camaleón
El ejército de ángeles
Agua para el sediento
La Biblia del altillo
Compartir
La mariposa de colores
El primer día de la Creación
El segundo día de la Creación
El tercer día de la Creación
El cuarto día de la Creación
El quinto día de la Creación
El sexto día de la Creación
El séptimo día de la Creación
Salvados del fuego
La puerta
Job
Pajaritos en invierno
Gracias por el pan
El buen Pastor
Obedecer es amar
Amor de tiburón
El hombre más sabio
El veneno de la cobra
La otra mejilla
Jesús, el hermano
La tentación
¿Venganza? ¡Nunca!
Una mujer bondadosa - I
Una mujer bondadosa - II
Huye del peligro
A jugar al escondite
El amor de Dios en primer lugar
Visitar a los enfermos
El mito de los gorilas
La vara que se convirtió en serpiente
Las estrellas obedientes
Un gato en la puerta
El milagro de la merienda - I
El milagro de la merienda - II
La visita al orfanato
La levadura del pan
María y Marta
Un niño diferente
El pato del lago
Un bebé para sonreír
Dios también dice que no
Tú también te puedes caer
Enoc, un amigo de Dios
El secreto del pequeño Bach
Los regalitos para Jesús
El niño Timoteo
La hormiguita atrapada
No ocultes tus errores
El barco más grande del mundo - I
El barco más grande del mundo - II
El barco más grande del mundo - III
El barco más grande del mundo - IV
No me gusta la sopa
El peligro de las pistolas
El rey Josías y la Palabra de Dios
Un venado valiente
Un mal hábito
María, una sierva del Señor
La prenda de ropa
Las abejitas
Jesús calma la tempestad
El avance de la ciencia
Perdida en la ciudad
La casa sobre la roca
¡Te perdono!
¡Pobre Roby!
El pequeño David
¡Socorro! ¡Hay fuego!
Cómo servir
Una niña con fe
Lejos de la cocina
Pedro sale de la prisión
El consejo del anciano
En la casa del Señor
El líquido rojo
Cantando en la prisión
Un regalo inesperado
La casa del carpintero
Festejando como rey
La naturaleza
Respeto por las cosas sagradas
La amabilidad
Jesús sana a una niña
Yo ¿sé lo que es correcto?
¿Estás ahí? ¿Quién habla?
José y sus hermanos - I
José y sus hermanos - II
José y sus hermanos - III
José y sus hermanos - IV
José y sus hermanos - V
La muñeca devuelta
El pan del cielo
El valor de la amistad
La nube que se movía
Compartir en familia
Respeto por la creación
Jesús habla con los maestros
¡Soy muy rica!
Puerto seguro
La pequeña Rode
Los gemelos huérfanos
Jesús vendrá pronto

Cada día con Jesús

Maria Augusta Lopes

Lara Figueiredo

Paulo Sérgio Macedo

Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.

Cada día con Jesús

180 lecturas devocionales para los más pequeños

María Augusta Lopes, Lara Figueiredo, Paulo Sérgio Macedo

Dirección: Natalia Jonas

Corrección: Gabriela S. Pepe

Diseño: Giannina Osorio

Ilustración: Editorial SAFELIZ

Libro de edición argentina

IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina

Primera edición, e-Book

MMXIX

Es propiedad. © 2019 Editorial SAFELIZ.

© 2019 Asociación Casa Editora Sudamericana.

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-798-058-5

Publicado el 20 de diciembre de 2019 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Tel. (54-11) 5544-4848 (Opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)

E-mail: ventasweb@aces.com.ar

Web site: editorialaces.com

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

Mamá o papá, abuelo o abuela, educador en general:

Este libro ha sido preparado para disfrutarse en familia. Cuenta con historias tanto verídicas como producto de la imaginación, además de valiosas citas y bellos pensamientos del mejor Libro jamás escrito: la Biblia.

La lectura de estas páginas será un viaje en familia por el conocimiento y los valores, hecho conjuntamente por grandes y pequeños. La reflexión y la conversación sobre su contenido representan una oportunidad para desarrollar vínculos de afecto y participación.

El sabio Salomón aconsejó: “Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará” (Proverbios 22: 6)*. A través de Cada día con Jesús, la voz del saber y de la experiencia pasará de padres a hijos, haciendo eco en sus valores y al tomar decisiones para la vida futura.

Los editores

* Los textos bíblicos corresponden a la versión Dios Habla Hoy (DHH), a menos que se indique lo contrario.

Los lápices de colores

Un día en el que Ricardo no tenía nada que hacer, le pidió una hoja de papel a su mamá para hacer un dibujo. Después, tomó unos lápices de colores y comenzó a pintar.

Pintó el cielo con el lápiz azul, y el sol con el amarillo. Usó un marrón para el tronco del árbol y el verde para las hojas. Coloreó los frutos de rojo y, para los pajaritos, usó el negro.

Observó su obra y dijo: “¡Qué dibujo tan bonito! ¡Qué contento estoy!”

El niño descubrió que cuantos más colores tenía el dibujo, más le gustaba.

Ricardo se sorprendió mucho cuando se dio cuenta de que había utilizado todos los lápices de su caja; y le parecía que los colores estaban muy contentos por haber participado en aquel precioso paisaje y que, si pudieran, ¡le regalarían una sonrisa!

¿Y yo?

Así como los lápices de colores, todas las personas tienen un trabajo que hacer en el lugar adonde viven. Por ejemplo, construir casas, sembrar la tierra, reparar automóviles, cocinar...

Tú también tienes tareas importantes que realizar: ayudar a tu familia, ordenar tus juguetes, ser un buen amigo, y colaborar para que todos se sientan felices y contentos.

Mi oración para hoy

Querido Dios, ayúdame a ser como un lápiz de color, para conseguir que a mi alrededor todo sea más bonito y alegre.

En la Biblia leemos:

“Y todos los hermanos se alegraron mucho con estas noticias” (Hechos 15:3).

En la huerta de los abuelos

Cuando los niños llegan a la casa de sus abuelos, que viven en el campo, corren hacia la huerta.

Les encanta ver las lechugas, los tomates y las pequeñas coles que crecen allí. A veces, el abuelo los invita a sembrar. Entonces, con una azadita, abren un agujero y colocan allí las semillas.

Después, las tapan con tierra y, durante los siguientes días, las riegan con un poco de agua.

Luego de un corto tiempo, ya se pueden ver las hojitas saliendo. Más tarde, es posible recolectar las hojas y los frutos con los que la abuela hace las sopas y las ensaladas. ¡Qué delicia!

¿Y yo?

Cultivar la tierra es ver un milagro. ¡Haz la prueba!

Mi oración para hoy

Muchas gracias, Señor, por la tierra que nos da el alimento.

En la Biblia leemos:

“Y es que la tierra produce por sí misma: primero el tallo, luego la espiga y más tarde los granos que llenan la espiga” (Marcos 4:28).

La aventura de la lluvia

¿Está lloviendo? Pero ¿de dónde viene la lluvia?

¿De verdad quieres saberlo? Aunque no se vea, en el aire existe agua en forma de vapor. El hielo que cubre las montañas también está formado de agua. Más de la mitad de la Tierra está cubierta por el agua de los ríos, los lagos y los océanos. Cuando el sol calienta el agua, esta se transforma en vapor. Las gotas de vapor forman las nubes y, cuando se enfrían, caen como lluvia. El agua de la lluvia llena los ríos, los lagos y los océanos.

¡Qué bonito! ¡Así es como el agua de la Tierra no se pierde! ¡Qué bueno es ver el modo en que se renueva la naturaleza!

¿Y yo?

Ninguno de nosotros puede vivir más de tres días sin agua, por eso Dios encontró esta maravillosa forma de que la obtengamos. ¡No la desperdicies!

Mi oración para hoy

Muchas gracias, Señor, por la lluvia. Ella sirve para que siempre tengamos agua.

En la Biblia leemos:

“Serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua” (Isaías 58:11).

De regreso a casa

Jesús contó la historia de un muchachito que, cansado de estar en su casa, le pidió a su padre el dinero que le pertenecía y se fue lejos. En poco tiempo, se gastó todo el dinero y comenzó a pasar hambre. Entonces, se arrepintió de haber abandonado su casa y a su familia, y decidió volver. Para su sorpresa, su padre lo estaba esperando en el camino y lo recibió con gran gozo.

¿Y yo?

Cuando tú te alejas de Dios y no te portas muy bien, él se queda esperando hasta que regresas.

Mi oración para hoy

Querido Padre, yo quiero estar siempre a tu lado.

En la Biblia leemos:

“ ’Porque este hijo mío [...] se había perdido y lo hemos encontrado’. Comenzaron la fiesta” (Lucas 15:24).

Cantar aleja los miedos

Aquella tarde llovía mucho. Por eso Sergio, que tenía fiebre, debía quedarse en casa con su abuela. Su madre le había prometido llegar temprano. El niño jugó con sus cubos de construcción, después con sus autitos y, más tarde, estuvo dibujando. Pasaron las horas y comenzó a oscurecer.

La lluvia no paraba y los truenos eran tan fuertes que, de pronto, se apagaron las luces. Para no tener miedo, Sergio comenzó a entonar las canciones que había aprendido en la iglesia. Se acordaba de muchas. ¡Qué alegría cuando, finalmente, su mamá llegó a casa!

¿Y yo?

¿Conoces algunos himnos de memoria? ¡Cantarle al Señor es muy bueno!

Mi oración para hoy

Querido Dios, muchas gracias por mi voz y por la oportunidad de cantarte.

En la Biblia leemos:

“Canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón” (Colosenses 3:16, NVI).

La sal

¿Te gusta la comida sin sal? Claro que no, porque está sosa, le falta sabor. Para que la comida tenga un sabor más agradable, se le puede agregar un poco de sal.

Pídele a tu mamá que te dé a probar un poco de sopa sin sal. Después, espera a que ella le ponga la sal que normalmente usa y pruébala de nuevo.

¡Está mucho más rica!

¿Y yo?

Jesús dice que sus amigos son como la sal, porque hacen que el mundo sea mejor.

Mi oración para hoy

Señor, quiero ayudar a otros a ser amigos de Jesús.

En la Biblia leemos:

“Ustedes son la sal de la tierra” (Mateo 5:13, NVI).

Ester, la reina valiente

Ester era judía, sin embargo, había nacido en Persia. Cuando sus padres murieron, su primo Mardoqueo, que trabajaba como portero en el palacio real, la llevó a vivir a su casa.

Ester era muy bonita, bondadosa y simpática. Además, amaba a Dios. Cuando el rey buscó a una joven para casarse, ella fue la elegida.

Durante ese tiempo, un hombre de la corte muy malo y envidioso logró engañar al rey para que creara una ley para matar a todos los judíos. Entonces, Ester oró a Dios y, con gran valor, fue a hablar con el rey para proteger a su pueblo. ¡Y pudo resolver el problema!

¿Y yo?

Dios puede darte valor en los momentos difíciles.

Mi oración para hoy

Ayúdame, Señor, a confiar en ti.

En la Biblia leemos:

“Para entonces, Ester se había ganado ya la simpatía de todos los que la trataban” (Ester 2:15).

¡Yo confío en ti!

La mamá de Miguel tenía un pie lastimado y no podía ir a la iglesia. Como el templo no quedaba lejos, ella le dio una moneda, y el niño le prometió que iría y volvería directo a casa. Cuando se despedían, la mamá le dijo: “¡Yo confío en ti!”

Miguel salió de su casa camino a la iglesia pero, al pasar frente a la casa de Gonzalo, su amigo le pidió que se quedara un rato para jugar. Entonces, cuando estaba entrando por el portón de la casa, se acordó de lo que su mamá le había dicho, así que le dijo a Gonzalo que no podía y, con una gran sonrisa, se fue a cumplir lo que le había pedido su mamá. ¡Qué alivio!

¿Y yo?

¿Puede tu mamá confiar en ti?

Mi oración para hoy

Muchas gracias, Jesús, por ayudarme a ser ­obediente.

En la Biblia leemos:

“Ahora bien, el que recibe un encargo debe demostrar que es digno de confianza” (1 Corintios 4:2).

Una linda mariquita

¿Alguna vez has tenido en la mano una mariquita?

Son unos insectos pequeños, frágiles y muy bonitos. Además, son muy útiles para nosotros. ¿Sabes por qué? Porque se comen a los bichos que destruyen las plantas de los jardines y las legumbres con las que se hace nuestra comida.

¿Y yo?

Tú también puedes ayudar a que el mundo sea mejor y más bonito.

Mi oración para hoy

Muchas gracias, Señor, por haber creado un mundo tan bello y organizado.

En la Biblia leemos:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. [...] Y vio Dios que era bueno” (Génesis 1:1, 25, RVR 95).

Dios protege a Elías - I

Elías era un profeta de Dios. Cuando supo que la malvada reina Jezabel lo quería matar, huyó hacia el desierto. Finalmente, se sentó debajo de un árbol. Estaba muy cansado y le dijo a Dios que se sentía muy triste. Después, se durmió.

Entonces, un ángel puso delante de él pan y agua. Luego, lo despertó y le dijo: “Levántate y come”. Cuando Elías se sentía mejor, el ángel le ordenó que siguiera su camino.

¿Y yo?

Los ángeles vienen a la Tierra para cuidar a quienes aman a Dios. Tú también tienes un ángel que está siempre contigo.

Mi oración para hoy

Querido Dios, muchas gracias por los ángeles, especialmente por el mío.

En la Biblia leemos:

“El ángel del Señor protege y salva a los que honran al Señor” (Salmo 34:7).

Dios protege a Elías - II