El legado de Lexa

 

 

 

 

El legado de Lexa

Marta Pita Dopico

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Primera edición en LES Editorial: mayo de 2019

© de la obra: Marta Pita Dopico, 2019

© del prólogo: Paula Alcaide, 2019

© de esta edición: Letras Raras Ediciones, S.L.U., 2019

© de la ilustración de portada: Belén García Carnicero, 2019

LES Editorial pertenece a Letras Raras Ediciones, S.L.U.

www.leseditorial.com

info@leseditorial.com

ISBN: 978-84-17829-04-9

IBIC: JFCA, JFDT

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A todas las shipper Clexa.

 

Prólogo

El legado de Lexa, la magia de Marta Pita

Hay momentos en los que la magia simplemente sucede. Puede ser por casualidades del día, por la temática, por el interés que alguien ha despertado en ti… Las posibilidades se multiplican, pero siempre sucede sin saber por qué: un libro cae en tus manos, lo abres, lo admiras, tus ojos se posan en él y… quedas atrapada sin remedio.

A este fenómeno me gusta llamarlo magia. Magia literaria. Ese momento de rendirte absolutamente a un texto, que es justo lo que me ocurrió a mí tan pronto este libro cayó en mis manos. Fue algo inevitable: lo devoré de un tirón.

En él, Marta Pita —periodista y feminista— hace una reflexión brillante sobre lo que significó un fenómeno colectivo de pertenencia, identificación, autoafirmación y duelo.

Casi como si de un viaje se tratara, el fenómeno Lexa empezó a raíz de una necesidad, un hueco, un vacío y negación de visibilidad lésbica que esta serie cubrió casi sin proponérselo. La falta de representaciones en las series y en las películas nos ha hecho espectadoras voraces, que buscan continuamente verse reflejadas en la cultura y en la producción. Cuando encontramos un lugar en el que somos visibilizadas, nos identificamos y nos emocionamos a partes iguales con las protagonistas (usualmente personajes secundarios que nosotras ponemos en primer plano).

La interpretación heterocéntrica a la que nos enfrentamos a diario como mujeres y como mujeres que amamos a otras mujeres fue el catalizador de este fenómeno que provocó que miles de personas se volcaran en la relación entre Clarke y Lexa. Tal y como apunta Marta Pita: «Somos lo “otro”, lo “añadido”, lo que “no se menciona”».

Es cierto que este libro habla de una serie de televisión en concreto, pero para mí lo fundamental es lo que se esconde tras la línea argumental del producto televisivo: una representación común, un sentir colectivo que en muchas ocasiones se ha silenciado o debatido en pequeños corrillos. El Legado de Lexa aborda un sentimiento compartido a través de emocionantes barcos que analizan aquello que las mujeres lesbianas y bisexuales tanto anhelamos: visibilización, amor, compañía. Cuando nos visibilizan a través de historias de amor entre mujeres, nos unimos. Nos convertimos de manera automática en una tribu que busca identificarse a través de la cultura, pertenecer y sentirse parte de algo mayor.

En la serie Los 100 (The 100), la historia avanzó situando la representación no heterosexual en el centro de la trama y es ahí donde comenzaron a estrecharse los lazos entre nosotras. Representación identificada. ¡Subámonos al barco!

Era una promesa de esas que nos cuesta creer por miedo a llevarnos una decepción, pero que acabamos abrazando identitariamente.

A través de unos personajes que contaban la historia que deseábamos ver, empezamos a reconocer la narrativa que merecíamos con arquetipos de mujeres fuertes, líderes y humanas.

Clexa (Clarke y Lexa) nos permitió ver, por fin, aquello que siempre había latido en nuestro inconsciente como un anhelo imposible cada vez que veíamos una película de héroes: la imagen visual de la(s) heroína(s). Gracias a Clexa ya no tuvimos que imaginar ni aferrarnos al subtexto ni traer a un primer plano a personajes secundarios, ya que Los 100 las había convertido en protagonistas incluso en una trama coral. Era un fenómeno nuevo, era mainstream y era un tesoro. Por eso lo queríamos conservar. Una relación igualitaria entre dos mujeres que se respetaban mutuamente y eran respetadas por sus pueblos. No tenía parangón. Nos emocionaba, vaya si nos emocionaba.

Como psicóloga especializada en trabajar con mujeres lesbianas y bisexuales, vi en esa representación a dos mujeres que se alzaron como un referente positivo, desestigmatizadas y sin complejos, capaces de tomar las riendas de sus vidas y asumir el liderazgo de sus pueblos. Clexa se convirtió en un verdadero salvavidas para muchas mujeres que llegaban a consulta con ansiedad y miedo a ser rechazadas.

Pero a nivel personal también descubrí una historia que me emocionaba y la cual seguía muy de cerca, apasionada con el viaje de las heroínas de esta historia posapocalíptica en la que los prejuicios LGBTIQ y de género no existían y las etiquetas sobraban. Como fan de la serie y de sus protagonistas, cada episodio supuso para mí un viaje emocional en el que reconocerme y reconocernos sin el impacto del heterosexismo que soportamos a diario como un fantasma silencioso que nos envuelve.

Puede que la lectora considere que Los 100 es una historia más. Sí que lo es. Pero también es única, porque por primera vez nos encontramos unos personajes con los que pudimos identificarnos con cierta admiración, en el foco, en primer plano, con el protagonismo que siempre han merecido y siguen mereciendo. Los 100 nos regaló una necesaria representación positiva de una minoría que a menudo queda invisibilizada: mujeres lesbianas y bisexuales, amándose sin tapujos en hora punta de la televisión.

Dice el dicho popular que todo lo que sube, baja. Cuánta crueldad, pero cuánta razón. Sumidas en la felicidad del momento, pocas de nosotras podíamos imaginar lo que Los 100 acabaría deparándonos. Casi como si de una relación afectiva se tratara, a la ilusión y el enamoramiento por los personajes le siguieron la rabia, el dolor, la decepción. Si la lectora ha visto la serie, sabrá perfectamente lo que estoy narrando. Algunas de nosotras continuamos después buscando una cierta reconciliación con Los 100, a pesar del rencor, del dolor. Otras abandonaron el barco porque consideraron que nuestro colectivo no se merecía un capitán que no nos entendía. Mientras tanto, Marta Pita, la autora de esta obra, puso todo su empeño en analizar, semana tras semana, el desarrollo de esta historia de confrontación-admiración-rencor-reencuentro-amor a través de artículos que desgranaban la trama argumental de Clexa. El resultado es este libro que tienes entre tus manos, en el que Pita recoge la experiencia compartida de las fans que seguíamos emocionadas la evolución de la serie cada semana.

En este libro encontrarás, de forma brillante, una explicación y reflexión de un movimiento colectivo que dignificó las historias entre mujeres —las nuestras— y sobre las que teníamos derecho a opinar. Ante un desenlace que nos horrorizó, transformamos nuestro sentido de pertenencia en un movimiento social colectivo que dijo «¡Basta!».

Casi como una reverberación de Stonewall en las redes sociales, volvimos a reclamar una dignidad vilipendiada. Comprendimos de manera unificada que teníamos que hacernos respetar para que se entendiera la magnitud del daño de coger la mano a un colectivo tradicionalmente castigado para volver a dejarnos caer.

Marta Pita, en este libro locuaz y descriptivo, hace un repaso de lo que este fenómeno supuso para todas nosotras y desgrana los porqués. Recoge cómo fue ese viaje de reconocimiento y de pertenencia identitaria, describiendo lo que la trama significó para millones de espectadoras lesbianas, bisexuales, queer… También, el impacto que ello tuvo y la presión colectiva que se puso en marcha para conseguir inculcar sensibilidad y empatía hacia nuestro colectivo a toda una industria que nunca se había tomado la molestia de reparar en ello.

El desenlace no fue inocuo: echó sal en la herida e, incluso, consiguió abrir otras antiguas. Golpes que por mucho que estén cicatrizando, aún nos escuecen y que dieron lugar a un doloroso duelo colectivo. Se puede pensar que lo que sucedió con Clexa fue solo un giro más de guion, un golpe de efecto para dejar a los telespectadores con la boca abierta. El problema es que este guion nos lo sabemos demasiado bien y no lo queremos repetir más. Por todo lo que supuso esta historia entre mujeres protagonistas (lesbiana y bisexual), por el ejemplo de unión dignificante y las emociones que despertó y sigue despertando entre nosotras… os invito a que rememoréis el legado de Lexa de la mano de Marta Pita. Creo que su lectura no dejará indiferente a ninguna fan. Que comience la magia… Te invito a que pases esta página y te adentres en una obra en la que sin duda te sentirás reflejada. Cuidado, engancha.

Paula Alcaide

Psicóloga y consultora especializada en

Terapia Afirmativa Lesbiana y Bisexual

 

Introducción

¿Quién es Lexa? Para los y las profanas, nadie o, como mucho, un personaje que salió en varios capítulos de una serie de televisión. Un personaje que puede que incluso les gustase o que simplemente conociesen a través de una de esas imágenes promocionales de la serie en las que aparecía con su clásico atuendo y la franja de los ojos pintada de negro. ¿Es que esta chica es deshollinadora de chimeneas? Podríamos explicar que no, que se trata de la comandante de un grupo de supervivientes de la Tierra organizados en torno a clanes en un mundo hostil y postapocalíptico. Y estaríamos más cerca.

¿Pero quién es Lexa? Cuando te acostumbras a ver historias en donde sabes que la protagonista terminará automáticamente con el protagonista de turno porque chica conoce a chico o viceversa, no hay mucho margen a la imaginación. O sí lo hay, pero tenemos que inventárnoslo. Mediante ships[1] más allá de la heteronormatividad. Mediante fanfics[2]. Mediante ensueños que casi nunca se cumplen en la narrativa oficial de la serie. Porque somos lo otro, lo negado o lo añadido, casi nunca lo nombrado o lo central. Si existimos lo hacemos como apoyo a una trama principal que en el mejor de los casos nos incluye de refilón o nos desecha una vez que nos han utilizado para contar lo que querían. En este caso Lexa es lesbiana y resulta que Clarke no es la protagonista que creíamos heterosexual, sino que es bisexual. Durante los capítulos que comparten, se sitúan en el centro de The 100 (la serie que las acogió), luchan por sobrevivir individualmente y en conjunto, representan a dos pueblos enfrentados, se respetan, se enamoran. Y ya no es la historia de siempre, se convierte en algo más.

¿Pero por qué es tan importante? Es solo un personaje de televisión, ¿no? Es difícil de explicar a esa parte mayoritaria de la audiencia que ha crecido viéndose representada en las historias de ficción lo que puede suponer una representación positiva de minorías a menudo invisibilizadas. Y más aún, lo que puede suponer una negativa. Porque Lexa muere o, más concretamente, es asesinada. ¿Por qué es distinta a cualquier otra muerte en cualquier otra serie de televisión? Los personajes mueren constantemente, a menudo se cuentan grandes tragedias y cualquiera puede estar expuesto a un final así. Es ficción, se dice. Es cierto. Y en teoría la premisa de «cualquiera puede morir» es muy jugosa y válida… si eres el hombre protagonista blanco y cisheterosexual, claro. Si tu identidad o tus posibilidades de existencia siempre se han representado desde todos los puntos de vista posibles, una y otra vez, hasta el infinito y puedes simplemente cambiar de canal para encontrar una imagen prácticamente clónica de ti mismo una vez más. Igual hay que rascar la superficie un poquito. Porque la televisión no existe en el vacío, lo que se representa en ella forma parte de una cultura concreta y, a veces, guste o no a los adalides de la «alta cultura», tiene una repercusión notable en la vida de las personas al tratarse de un medio de tantísimo alcance.

queer

Esta es solo una pequeña parte de su legado.


[1]. Término inglés derivado de relationship (‘relación’). Con ship (literalmente ‘barco’) nos referimos a una pareja, canon o no, cuya unión (casi siempre de tintes románticos) es deseada por la audiencia o fans de una determinada ficción. También se aplica a personas reales.

[2]. Abreviación de fan fiction (‘ficción de fans’). Un fanfic es una obra literaria creada por fans derivada de una ficción de cualquier procedencia (televisión, cine, literatura o incluso sobre personas reales).