Bibliografía

Teoría de la comunicación humana. Paul Watzlawick, J.Beavin Bavelas y D.D. Jackson. Herder. ISBN: 84–254–1206–6

El Lenguaje del cambio. Paul Watzlawick. Herder. ISBN: 978–84–254–1122–9

Cambio. Formación y solución de los problemas humanos. Paul Watzlawick, John H. Weakland, Richard Fisch. Herder. ISBN: 84–254–0619–6

¿Es real la realidad? Paul Watzlawick. Herder. ISBN: 84–254–1082–7

El Poder de la Palabra. Robert Dilts. Urano. ISBN: 84–7953–519–9

Patterns of the Hypnotic techniques of Milton H. Erickson, M.D. Vol I. Richard Bandler, John Grinder. Grinder & Associates. ISBN: 1–55552–052–9

Patterns of the Hypnotic techniques of Milton H. Erickson, M.D. Vol II. Richard Bandler, Judith Deloizier, John Grinder. Grinder & Associates. ISBN: 1–55552–053–7

Control cerebral y emocional. Padre Narciso Irala. Descatalogado

Guía Breve para tener un perro feliz. César Millán. RBA. ISBN: 9–788482–985527. No es una broma: este es un libro estupendo sobre comunicación.

Handbook of consumer psychology. Editado por: Curtis P.Haugtvedt, Paul M. Herr, Frank R. Kardes. ISBN: 13–978–0–8058–5603–3

El cuarto camino. P.D. Ouspensky. Editorial Kier. ISBN: 950–17–0325–8

Steps to an ecology of mind. Gregory Bateson. The University of Chicago Press. ISBN: 978–0–226–03905–3

Terapia estratégica para la empresa. Giorgio Nardone, Roberta Mariotti, Roberta Milanese y Andrea Fiorenza. RBA. ISBN: 84–7871–309–3

101 Cuentos Clásicos de la India. Recopilación de Ramiro Calle. Arcadia Sabiduría. ISBN: 84–7640–890– 0

Tao Te Ching. Edición de Luis Racionero. MartínezRoca Edit. ISBN 978–84–270–2498–4

El arte de la guerra. Sun Tzu.Edición de José Ramón Ayllón. Clásicos de la sabiduría. ISBN: 9–788427–024991

A

Tocar con palabras

Transforma la realidad con
el poder de tus palabras

Enric Lladó

KOLIMA BOOKS

Primera edición: Diciembre 2015

© 2015 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autor: Enric Lladó

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Ilustraciones: Oriol Alcober y Marc Petit

Diseño de cubierta: Patricia Fuentes

Maquetación: Carolina Hernández Alarcón

Conversión a libro electrónico: Patricia Fuentes

ISBN: 978-84-163645-4-1

Impreso en España

Para Irene y Clara, nuestras queridas hijas,

porque vuestras palabras nos tocan y

nos transforman en lo más profundo,

cada día, dulcemente

Introducción

Éste es un libro de comunicación humana. Más concretamente, es un libro de lo que algunos han venido a llamar «pragmática de la comunicación», la disciplina que estudia el lenguaje en acción y cómo puedes emplearlo para influir en los comportamientos de los demás. En definitiva, un manual que explica cómo puedes llegar a tocar con tus palabras a los demás y al mundo que te rodea para transformarlo.

Esta disciplina, a pesar de su sencillez, hoy por hoy no se enseña en las escuelas. Es una lástima porque todo lo que explicamos aquí lo puede comprender y aplicar cualquier niño desde el mismo momento en el que es capaz de hablar.

Pero, lamentablemente, seguimos viviendo en una sociedad con modelos educativos anclados en el pasado que no abordan las necesidades reales actuales. Si en lugar de emplear tantas horas «empollando» de memoria datos que luego se olvidan y que además pueden consultarse en cualquier teléfono móvil de forma inmediata, se dedicaran algunas de esas horas a enseñar a nuestros jóvenes a comunicarse mejor y aprovechar todo su potencial para influir en los demás, otro gallo nos cantaría como sociedad.

Hace ya más de 15 años que me dedico a la comunicación y al desarrollo de habilidades de comunicación. Ayudo a personas a mejorar sus capacidades, pero también a organizaciones y equipos a desarrollar su comunicación interna y externa. También colaboro con grandes marcas para impulsar una mejor comunicación con sus consumidores.

A lo largo de todos estos años me he dado cuenta de que saber comunicar es una de nuestras asignaturas pendientes: nos queda mucho por aprender. Y en un mundo tan interrelacionado e interconectado, es algo cada vez más necesario.

También he aprendido que, además, se trata de la habilidad transversal más importante para la mayor parte de los profesionales de hoy en día.

Porque liderazgo, trabajo en equipo, gestión de conflictos, visión estratégica, toma de decisiones, etc. son todas ellas competencias importantes, cierto, pero no pueden existir si no poseemos buenas habilidades de comunicación. De nada sirve tener una gran visión estratégica si no sabes transmitirla. De nada sirve saber tomar una buena decisión si luego no sabes involucrar a tu equipo en ella. Es imposible resolver problemas complejos (en los que interviene el factor humano) si no entiendes cómo la comunicación afecta a los comportamientos…

Cada vez que ayudo a un profesional a desarrollar sus habilidades de comunicación, compruebo que estoy contribuyendo a desarrollar todas esas otras competencias y, sobre todo, es una gran satisfacción para mí comprobar cómo se produce una transformación profunda en la manera de funcionar de esa persona, que avanza a pasos agigantados hacia la excelencia.

En el libro que tienes en tus manos he querido compartir contigo los secretos profesionales que he podido aprender a lo largo de mi vida sobre el poder de la comunicación. Lo he redactado de manera muy sencilla, buscando una lectura fácil y al mismo tiempo estructurada, que te permita aprender rápido pero siempre llegando a la esencia de nuestra materia. En este libro puedes encontrar muchísimas estrategias que te ayudarán a mejorar tu ascendencia sobre los demás, a desarrollar tu competencia comunicativa y, si quieres, a descubrir una dirección de profunda transformación personal.

Espero que lo disfrutes y, sobre todo, que sea útil para que tus palabras toquen, transformen y mejoren el mundo que te rodea.

A

En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios y la Palabra era Dios. Por ella se hizo todo,

y nada llegó a ser sin Ella. Lo que fue hecho tenía vida en Ella, y para los hombres la vida tenía luz

San Juan 1–1

PRIMERA PARTE
EL PODER DE TUS PALABRAS

CAPÍTULO UNO
Poder oculto

Molière, El burgués gentilhombre

Tu ignorancia hace todo lo posible para evitar que la descubras. Para evitar que te des cuenta de que, en realidad, eres un ignorante. Su arma más poderosa es hacerte creer que eres sabio: hacerte ignorar tu propia ignorancia.

Tu ignorancia hace todo lo posible para evitar que la descubras. Para evitar que te des cuenta de que, en realidad, eres un ignorante. Su arma más poderosa es hacerte creer que eres sabio: hacerte ignorar tu propia ignorancia.

A lo largo de mi vida me he encontrado con muchas personas que hacían lo imposible por evitar darse cuenta de su propia ignorancia. Esto lo he podido ver en muchos ámbitos de conocimiento. Pero el campo en el que he encontrado más gente supuestamente erudita que en realidad era más bien un poco ignorante, es en materia de comunicación.

Todo el mundo se atreve a opinar acerca de la calidad de un discurso, un anuncio o un cartel publicitario. Esto me parece excelente, sin duda. Pero una cosa es opinar sobre si nos gusta o no (sobre gustos, colores) y otra muy distinta es decir con criterio si ese anuncio, ese cartel o ese discurso son o no un buen material de comunicación y si cumplen o no con su función.

Me he pasado muchos años trabajando en una compañía cuyos anuncios de compresas levantaban siempre un sinfín de críticas e incluso mofas de todo tipo por parte del público. Pero que levantaban aún más las ventas…

Parece ser que como todos sabemos hablar, todos creemos que sabemos de comunicación.

Confusión grave, sin duda. Es como creer que porque sabemos mover los brazos y las manos, entonces sabemos tocar el violín. Sin duda sabremos levantarlo, sujetarlo de la manera correcta, e incluso tocar alguna nota. Pero a no ser que alguien nos enseñe, difícilmente podremos hacer música.

D

Mi abuelo, Modesto Lladó, además de empresario se dedicaba a hacer de inventor y, de hecho, una de sus invenciones, un minúsculo telar, una maravilla de la técnica de ese momento, llegó a recibir un premio en la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Una noche tuvo un sueño revelador que le impactó por su realismo: soñó que tocaba el violín a la perfección.

Se despertó sobresaltado por la emoción.

Por la mañana, su mujer y sus hijos se inquietaron porque, cuando se despertaron, él no estaba en casa y no había avisado de que se iba. Con el transcurrir de las horas, su intranquilidad iba en aumento.

Entonces apareció por la puerta mi abuelo, con un paquete. Con los ojos brillantes y abiertos por la emoción, contó a todos su sueño. Les explicó que se había despertado sobresaltado y que se había ido corriendo a la ciudad en busca de algún lugar donde conseguir un violín. Allí lo tenía. Abrió el paquete. Sacó el violín, hizo ademán como de estar afinándolo. Todos le observaban boquiabiertos. Lo colocó en posición… y, tras unos segundos de silencio, empezó a tocar.

Las risas fueron aumentando a medida que él seguía intentándolo. Todavía hoy los nietos nos acordamos de esta anécdota con gran simpatía.

C

No pasa nada por no saber. Y, si nos damos cuenta de ello, entonces podemos aprender.

En este libro descubrirás cómo multiplicar drásticamente tu influencia aprendiendo a emplear el poder de tus palabras para tocar (siempre con decoro) a aquéllos que te escuchen.

Salvo que hayas recibido formación intensiva y de calidad al respecto, este poder es ahora mismo un poder oculto para ti. Sin duda sabes hablar, pero eso es infinitamente distinto de saber emplear tus facultades con toda su fuerza. Puede que tal vez de manera innata tengas la suerte de ser un gran comunicador. Pero incluso en ese caso, es muy posible que no sepas por qué comunicas bien, ni cómo aprovechar todo tu potencial.

La comunicación humana sigue extraños caminos que muy a menudo no tienen una lógica. A veces incluso parecen ir en contra de la lógica. Porque la comunicación humana no es lógica sino psico-lógica. Y al igual que todo proceso psicológico, la mayor parte del mismo se produce de manera subconsciente, oculto a nuestros ojos.

A menudo me encuentro con personas que supuestamente «hablan muy bien», pero que, sin darse cuenta, acaban produciendo en su audiencia el efecto totalmente contrario al que pretendían con sus palabras. El contrario.

Los misterios de la comunicación humana están ocultos a los ojos de la mayoría. Hasta que alguien con conocimiento nos ayuda a descubrir lo que hay detrás de las bambalinas… Entonces entendemos fácilmente cómo funcionan estos mecanismos y nos sorprendemos por su sencillez. Nos sorprende cómo era posible no habernos dado cuenta antes de cómo funcionaban.

Nos sorprende cómo es posible que esto no se enseñe en las escuelas…

A

CAPÍTULO DOS
Poder sutil

En un estudio de la Universidad de Washington [1] se mostraba a un nutrido grupo de sujetos el vídeo de una colisión entre dos automóviles. Seguidamente se les pedía uno a uno que indicaran la velocidad a la que creían que había tenido lugar el accidente.

Se repartió a los sujetos en 5 grupos y con cada grupo se empleó un verbo ligeramente distinto para formular la pregunta: mientras que a unos se les preguntaba a qué velocidad habían «chocado» los coches, a otros se les preguntó a qué velocidad habían «entrado en contacto». Y así con 5 verbos distintos.

Lo más curioso del experimento fue el resultado. Dependiendo del verbo, las velocidades que expresaban los participantes eran distintas, a pesar de que todos habían visto el mismo vídeo. Cuando se empleaban verbos como «contactar», los sujetos indicaban velocidades más bajas que cuando se empleaban verbos como, por ejemplo, «chocar».

En la siguiente tabla puedes ver los resultados del estudio original con los distintos verbos empleados en lengua inglesa y las velocidades medias expresadas en millas por hora en cada uno de los casos:

Figura 1. Tabla original con los resultados del estudio de la Universidad de Washington

Este experimento es crucial porque nos demuestra dos cosas muy importantes. En primer lugar nos da una muestra del poder de nuestras palabras, un poder tan grande que es capaz de cambiar nuestra percepción de una experiencia… ¡¡Cuando ésta ya ha ocurrido!! Esto es lo que denominamos poder generativo del lenguaje: el lenguaje no sólo es descriptivo, no sólo describe la realidad, sino que además puede generar realidad, es generativo.

En segundo lugar, nos demuestra que el poder de tus palabras se manifiesta a través de pequeñas sutilezas. Son pequeñas diferencias las que producirán un salto abismal en tu influencia. El dominio de estas pequeñas sutilezas de manera consciente e intencionada diferencia a un buen comunicador de un comunicador excepcional: un comunicador excepcional es capaz de tocar a los demás con sus palabras gracias a pequeñísimas sutilezas.

¿Cuál es la diferencia entre un gran violinista y un violinista excepcional? La diferencia son pequeñas, muy pequeñas diferencias. Sutilezas invisibles para el oído del profano. ¿Cuál es la diferencia entre un buen vino y un vino excepcional? Sutilezas que los paladares profanos no somos capaces de disfrutar.

«La diferencia entre una fotografía de un mismo personaje, con el mismo ángulo, con exactamente las mismas proporciones y una pintura hecha por Velázquez, del mismo personaje, con el mismo ángulo y con exactamente las mismas proporciones, los mismos colores y la misma luz es ni más ni menos que de… ¡¡6 millones de dólares!! Porque la fotografía no valdría nada y sin embargo el cuadro se ha vendido por 6 millones de dólares»

Salvador Dalí, hablando de arte híper-realista

(1-1)
Lo que marca la diferencia entre un comunicador de nivel medio y un comunicador excepcional, es un conjunto de pequeñas sutilezasdel lenguaje

Por ello la mayor parte de lo que te enseño en este libro son pequeñas sutilezas. Descubrirás que cuanto más sutiles, más poderosas son. Y a medida que las vayas descubriendo, irás tomando conciencia, cada vez más, de un maravilloso campo de fuerzas que hasta ahora probablemente había estado oculto a tus ojos, tan invisible como el campo magnético o el campo eléctrico lo eran en la Edad Media. El sutil campo de fuerzas que te permitirá tocar con palabras la realidad que te envuelve.

A

CAPÍTULO TRES
Poder generativo

«La mayor parte de las batallas son ganadas antes de ser luchadas»

Sol Tzu, libro de la guerra chino del s. V. a.C.

Podríamos completar la frase diciendo que muchas de esas batallas se ganan antes en la mente y el corazón de los soldados. Podríamos decir que cualquier batalla en la vida se gana antes en la mente y el corazón de los que van a librarla, o no se gana.

Hay quien dice que la diferencia entre hablar de una botella medio vacía o medio llena es simplemente cuestión de pesimismo u optimismo. Puede ser. Personalmente acostumbro a cambiar la palabra «botella» por la palabra «batalla» y me inclino a pensar que la diferencia entre hablar a los soldados de una batalla «medio ganada» y hablarles de una batalla «medio perdida» puede ser ni más ni menos que la victoria.

Nuestro lenguaje genera cambios en la realidad porque nuestra comunicación genera pensamientos y emociones en el interior de los que nos rodean. Genera lo que denominamos experiencia interior, experiencia subjetiva. Nuestro lenguaje, más que ser descriptivo, es generativo: no se limita a describir algo que existe fuera de nosotros, sino que genera realidad, empezando siempre por nuestro interior, en forma de experiencias interiores.

(1-2)
Nuestro lenguaje no sólo es descriptivo, sino que puede ser generativo

En el experimento de las imágenes del accidente de coche veíamos cómo las palabras pueden llegar a transformar en nuestro interior incluso una experiencia que ya ha ocurrido en el pasado. Paul Watzlawick empieza su libro Es real la realidad describiendo de manera radical la naturaleza generativa del lenguaje: «Este libro analiza el hecho de que lo que llamamos ‘realidad’ es resultado de la comunicación».

La influencia del lenguaje en lo que nos pasa por dentro, en lo que llamamos nuestras «experiencias interiores» (experiencias a las que la mayoría no presta atención por considerarlas «poco reales», «poco importantes» o «subjetivas»), precisamente tiene el poder de transformar a las personas, las organizaciones y, por ende, la realidad «exterior».

Nuestras palabras son los bloques con los que se construye nuestro mundo interior. Si contamos con muchos bloques podremos edificar un mundo interior mayor y más rico que si contamos con pocos. Está contrastado científicamente que las limitaciones del idioma afectan a la manera en la que sus hablantes ven el mundo.

Por ejemplo, en el idioma de la pequeña tribu de los indios Piraha del Brasil no existen los números y sólo tienen tres palabras para expresar cantidad: «Son Hói» (uno), «Hoy» (dos) y «Albai» (muchos). Pues bien, en un experimento publicado en 2004 por la revista Science, se demostraba que, a causa de ello, son incapaces de diferenciar cantidades superiores a cuatro. En su realidad interior no existen esos conceptos.

Ilustración 1. Los indios Piraha del Brasil sólo disponen de tres palabras para expresar cantidad: uno, dos y muchos.

Otro ejemplo: en el idioma finés existen cuarenta palabras distintas para describir la nieve[2]. El hablante del idioma es capaz de distinguir con relativa facilidad los distintos tipos de nieve a los que se refiere cada palabra. Pero para los que no somos hablantes del finés resulta casi imposible hacer las mismas distinciones. En nuestro interior no existen esas diferencias, no forman parte de nuestra realidad interior y, por lo tanto, somos incapaces de percibirlas en la realidad exterior. Para nosotros todo es simplemente nieve.

En definitiva, tus palabras no son solamente una herramienta para describir la realidad, tal y como se había venido pensando hasta hace tan sólo unas décadas, sino que tienen un gran poder generativo. Tus palabras generan y transforman la realidad en la mente de tus interlocutores.

En el momento en el que tomas conciencia del poder que tus palabras tienen para transformar la realidad interior de los que te escuchan, se te abre la posibilidad de influir sobre esa realidad. Y en ese mismo momento surge la posibilidad de influir para tocar y transformar la realidad exterior.

El poder generativo de tus palabras es un poder de cuya magnitud sólo unos pocos son plenamente conscientes. Que lo aproveches tiene un valor incalculable. Que lo desaproveches también.

(1-3)
Tus palabras generan y transforman la realidad en la mente de tus interlocutores

A

CAPÍTULO CUATRO
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad

Cada vez que imparto un seminario sobre comunicación, alguno de los asistentes acaba haciendo la misma pregunta: «Esto que nos estás enseñando… en el fondo trata de cómo manipular a la gente, ¿no?»

Y mi respuesta es siempre la misma: «Sí y no».

Si alguien quiere emplear estos conocimientos para manipular a otras personas, podrá hacerlo. De la misma manera que si alguien quiere emplear estos conocimientos para ayudar a otras personas, también podrá hacerlo.

No confundamos las habilidades de comunicación con el mensaje que se comunica ni con la intención que hay detrás del mensaje. Lo que marca la diferencia entre manipulación e influencia es precisamente la intención que hay detrás del mensaje: si lo que pretendo es beneficiarme a costa de los demás, entonces mi intención es negativa y estoy manipulando. Si lo que quiero es beneficiarme al mismo tiempo que beneficio a los demás, entonces estoy influyendo positivamente. Ésa es la diferencia entre manipular e influir.

(1-4)
La diferencia entre manipular e influir reside en la intención con la que se envía un determinado mensaje

Un mismo mensaje, comunicado de la misma manera, podría supuestamente esconder detrás tanto una intención positiva como una intención negativa. Así, un mismo mensaje podría llegar a ser emitido por personas que moral e ideológicamente se encuentren en extremos opuestos.

«Somos enemigos del sistema económico capitalista actual porque explota al que es débil desde el punto de vista económico, con sus salarios desiguales, con su evaluación indecente de un ser humano según tenga riqueza o no la tenga, en vez de evaluar la responsabilidad y la actuación de la persona, y estamos decididos a destruir este sistema capitalista en todos sus aspectos»

Retuit de una delegación del partido Podemos, escrito sin saber que las palabras originales eran de Adolf Hitler

La praxis y la realidad demuestran que esto es más bien anecdótico y que la intención, sea cuál sea la que está detrás del mensaje, más tarde o más temprano también se transmite. Siempre acabamos captándola, en algunos casos inmediatamente; en otros tardamos un poco más.

Y es que el manipulador que pretende ocultar su verdadera intención quizás nos pueda engañar una vez, o dos, quizás muchas más… pero, tarde o temprano, acabaremos captando lo que pretende. Es cuestión de tiempo.

Será el mismo manipulador quien acabe delatándose inconscientemente. Lo acabaremos captando de alguna manera, aunque sea muy sutilmente. Pues bien, la cuestión nunca es si el manipulador será descubierto o no; eso siempre ocurre si hay tiempo suficiente. La única duda es cuánto tiempo tardaremos en descubrirle.

Cuando el manipulador es descubierto, pierde automáticamente toda su capacidad para influir. Para siempre. Y entonces empieza a recoger lo que ha sembrado. No hay que olvidar que «quien siembra vientos, recoge tempestades».

Mi profesión es ayudar a la gente a desarrollar su capacidad de influencia. Lo que hagan con ella es cosa suya. Es su responsabilidad, su decisión adulta. Tienen la libertad de escoger. Yo no soy su padre ni su tutor legal para decidir por ellos.

Pero como toda praxis profesional tiene una ética y mi profesión todavía más si cabe, siempre dejo bien claro que «en el pecado hallarás la penitencia». El que emplee estos conocimientos para aprovecharse de los demás y conseguir una posición más ventajosa, puede que a muy corto plazo lo consiga, pero tarde o temprano acabará cayendo mucho más abajo de lo que estaba al principio. Ésta es una ley natural inapelable. Todos estamos advertidos.

Todos podemos empujar con todas nuestras fuerzas para mejorar las cosas a nuestro alrededor. Y nuestras palabras son nuestra mejor arma. Sería un desperdicio desaprovechar todas las posibilidades humanas que nos abren estos conocimientos.

Por eso yo seguiré enseñando habilidades de comunicación a quien me lo pida; porque el mundo necesita mejorar.

(1-5)
Todos podemos empujar con todas nuestras fuerzas para mejorar las cosas a nuestro alrededor. Y nuestras palabras son nuestra mejor arma

En un interesante artículo de Eric Johnson y Daniel Goldstein[3] se investiga la razón de los distintos niveles de donación de órganos en varios países europeos, en el momento de solicitar a la familia del fallecido su consentimiento:

Figura 2. Niveles de consentimiento por parte de los familiares a la donación de órganos de acuerdo con el estudio de Johnson y Goldstein

Podríamos pensar que países con mentalidades similares deberían tener niveles parecidos de consentimiento. Sin embargo, tal y como se puede ver en el gráfico, esto no es así. Podemos diferenciar dos grandes grupos de comportamientos diferenciados: países en los que la gran mayoría de las familias decide donar los órganos y países donde la gran mayoría decide no hacerlo.

Después de muchos años tratando de hallar las razones por las que esto ocurría, los investigadores finalmente llegaron a una sorprendente conclusión: la diferencia reside ni más ni menos que en la manera en la que está redactado el cuestionario que se entrega a los familiares en el hospital.

En los países del grupo con menor índice de donación, el impreso dice: «Marque la casilla si desea hacer donación de órganos», mientras que en los países del grupo con mayor índice, el impreso dice: «Marque la casilla si no desea hacer donación de órganos».

El ejemplo es muy interesante porque, como ya hemos explicado anteriormente y como veremos a lo largo de este libro, son pequeñas sutilezas del lenguaje, ocultas a los ojos del profano, las que marcan la gran diferencia entre influir y ser un cero a la izquierda.

Pero, además, el ejemplo nos demuestra cómo, saber comunicar, puede incluso salvar vidas.

Y no se trata de una cuestión anecdótica. Esto pasa en muchísimos ámbitos: el mundo cambia porque la gente se comunica. Las cosas ocurren porque la gente se comunica. La diferencia entre la vida y la muerte de muchas personas depende ahora mismo de la capacidad de influir de algunos de nuestros coetáneos.

Desaprovechar nuestro potencial para mejorar nuestra realidad sería una terrible irresponsabilidad y por ello te animo con todo mi entusiasmo a aprender y desarrollar tu yo más influyente para que así te resulte más fácil mejorar tu vida y la de los que te rodean.

A

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CAPÍTULO CINCO
Un sencillo esquema de trabajo

A mi consulta acuden profesionales que desean mejorar sus habilidades de comunicación y aumentar así su influencia personal.

Suelen ser personas con un puesto de responsabilidad, que han triunfado en sus profesiones y que en realidad tienen ya un elevado nivel de influencia y ascendencia en sus organizaciones. Son personas con una carrera de éxito.

Pero, precisamente por ello, son capaces de darse cuenta de que todavía hay determinadas situaciones o individuos concretos sobre los que no consiguen influir de la manera en la que les gustaría.

Cuando acuden a mi consulta les cuento algo muy sencillo. Algo que, sin embargo, a mí me costó mucho tiempo comprender y conceptualizar.

Lo que les cuento es lo siguiente: si en una determinada situación, o ante una determinada persona, no logras influir lo suficiente, sólo te pueden fallar dos cosas:

O bien a tu mensaje le falta potencia –y en tal caso podemos trabajar ese aspecto–, o bien tu mensaje topa con demasiada resistencia en el otro lado –en cuyo caso podemos trabajar este otro aspecto–. O bien ambas cosas.

Figura 3. Para mover la línea hacia la derecha, necesitamos, bien aumentar la potencia de la fuerza de la izquierda, o bien reducir la resistencia de la fuerza de la derecha.

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Para aumentar tu capacidad de influencia necesitas aumentar la potencia de tu mensaje y/o reducir la resistencia que este mensaje encuentra en tu oyente

Si eres un herrero y quieres moldear una barra de hierro, es fundamental que con tu martillo seas capaz de golpearla con fuerza y también con precisión. Pero, al mismo tiempo, también es importante que la barra esté al rojo vivo, blanda, o de lo contrario no lograrás nada.

Es obvio que necesitas ser capaz de crear mensajes potentes para influir. Pero un mensaje potente y perfectamente articulado puede ser totalmente inocuo si tu interlocutor no está en la disposición adecuada. Ni la habilidad de un orador como Obama es suficiente para convencer a un hombre completamente sordo.

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