Portada

Editado por HARLEQUIN IBÉRICA, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid

© 2010 Maxine Sullivan. Todos los derechos reservados.
HIJA SECRETA, N.º 1768 - febrero 2011
Título original: High-Society Secret Baby
Publicada originalmente por Silhouette® Books.
Publicada en español en 2011

Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con permiso de Harlequin Enterprises II BV.
Todos los personajes de este libro son ficticios. Cualquier parecido con alguna persona, viva o muerta, es pura coincidencia.
® Harlequin, Harlequin Deseo y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Books S.A.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia. Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

I.S.B.N.: 978-84-671-9777-8
Editor responsable: Luis Pugni

ePub X Publidisa

Logo colección

Hija secreta

MAXINE SULLIVAN

Logo editorial

Capítulo 1

–¿Casarme contigo? –exclamó Cassandra Roth dejándose caer en el sofá.

Dominic Roth, de espaldas a la terraza y a la ciudad de Melbourne, miró a su preciosa cuñada. Si no la conociera casi sentiría pena por ella.

–Eso es. Tú y yo vamos a casarnos.

Nerviosa, Cassandra se incorporó apartando el cabello rubio ceniza de su cara.

–Pero si Liam murió hace una semana…

Dominic apretó los labios.

–Sé muy bien cuándo murió mi hermano.

Y el mes de diciembre ya nunca sería igual para su familia. El principio del verano austral y las navidades siempre llevarían el triste recuerdo de Liam.

–Y yo sé cuándo murió mi marido –replicó ella.

–Durante menos de tres años. Liam fue mi hermano durante veintiocho.

Liam había sido el más joven de la familia. Adam era el mediano y Dominic dos años mayor que Adam. Y ninguno de ellos había imaginado nunca que Liam moriría siendo tan joven.

–Eso es un golpe bajo –murmuró ella.

Dominic intento fingir que no sentía remordimiento alguno, pero la verdad era que no le hubiera dicho eso a ninguna otra mujer.

Cassandra se había casado con Liam sólo para poner sus manos en la fortuna de los Roth y su bisabuelo se levantaría de la tumba si supiera que Roth’s, la cadena de lujosos grandes almacenes, estaba pagando los gastos de una buscavidas.

Dominic metió la mano en el bolsillo de la chaqueta para sacar un sobre.

–Tengo aquí una carta de Liam. En ella, mi hermano te da una explicación.

Cassandra levantó una ceja.

–¿Una explicación sobre qué?

–Sobre por qué quería que te casaras conmigo.

–¿Mi marido quería que me casara contigo?

–Quería que su hija creciera en la familia, que fuera siempre una Roth.

–Pero Nicole ya es una Roth.

Él sabía eso mejor que nadie.

–Mi hermano no quería que volvieras a casarte y pensó que lo harías tarde o temprano, especialmente considerando tu aventura con Keith Samuels.

Cassandra respiró profundamente.

–¿Tú sabías eso?

–Liam me lo contó.

–Pero no fue así, no fue una aventura.

–No me des explicaciones, por favor. No quiero saber los detalles.

Ella lo miró, trémula, pero Dominic no pensaba dejarse afectar por esos brillantes ojos azules. De modo que le dio el sobre cerrado y volvió a su sitio, observándola mientras lo abría y empezaba a leer la carta que había en el interior.

¿Cómo podía una mujer ser tan increíblemente guapa y tan falsa a la vez? ¿Cuál era su atractivo para los hombres?

El conjunto de pantalón, camisola y chaqueta rosa proyectaba una imagen de elegancia y gracia. Las sandalias de tacón le daban estilo, como los delicados pendientes de oro y la cadena que llevaba al cuello. Su maquillaje era refinado, su piel perfecta, el pelo rubio ceniza cayendo sobre sus hombros.

Pero ese rostro perfecto estaba pálido cuando terminó de leer la carta.

–¿Tú la has leído?

–No, pero Liam me contó lo que decía.

Cassandra se levantó del sofá.

–Lo siento, pero no puedo hacerlo.

–Me parece que no tienes elección.

–¿Por qué?

–La lectura del testamento de Liam tendrá lugar mañana y he pensado darte la carta hoy para evitar una escena.

Afortunadamente, sus padres estaban haciendo un crucero para ahogar su pena…

–¿Una escena? No te entiendo.

–Si no te casas conmigo en dos semanas, todas las posesiones de mi hermano irán a parar a Nicole cuando cumpla veintiún años. Tú recibirás una pensión anual hasta entonces y si necesitas más dinero tendrás que pedírmelo a mí.

–¿Qué?

Dominic se negaba a sentir compasión por ella.

–Liam me habló de la pensión mensual que recibías y creo que era muy generoso, de modo que tienes mucho que perder, ¿no te parece?

–Pero eso era por… esto es ridículo –dijo Cassandra entonces–. Impugnaré el testamento.

–Puedes intentarlo, pero todo está muy claro. Liam podía hacer con su dinero lo que quisiera y eso es lo que ha hecho. De modo que tendrás dinero suficiente para sobrevivir… pero puedes ir olvidando tu antiguo estilo de vida –la amenazó Dominic, mirando alrededor.

La espaciosa casa parecía recién salida de una revista de diseño. Decorada en tonos blancos, con tecnología de última generación, tenía un jardín ideal para recibir a los amigos. Dominic había estado allí sólo un par de veces, pero siempre había pensado que era ideal para Liam y Cassandra.

Pero estudiándola ahora se dio cuenta de que aquél no parecía su sitio. ¿La habría decorado Liam? ¿Y por qué no ella? La frialdad, la blancura, la automatización, todo eso debería pegar con Cassandra pero curiosamente no era así.

Dominic hizo una mueca. ¿Qué le importaba a él? Maldito fuese Liam por mezclarlo en aquel asunto. Si no hubiera ido al hospital durante el proceso de inseminación artificial. Si no…

–Olvidas que esta casa está a mi nombre –dijo Cassandra entonces–. Podría venderla.

–No, lo siento, pero la casa no es tuya. Liam puso la escritura a mi nombre hace meses.

Cassandra se puso más pálida aún.

–Dios mío… no quería que me quedase con nada, ¿verdad?

–No.

Que su marido le hubiera hecho eso, fueran cuales fueran las circunstancias de su relación, tenía que doler, pensó él.

Por supuesto, nunca había amado a Liam. Lo había demostrado cuando lo obligó a ir a casa de sus padres para morir en lugar de cuidarlo ella misma. Había llorado cuando todo terminó, pero Dominic sabía que no era una viuda con el corazón roto.

–Yo diría que no estaba en sus cabales –murmuró Cassandra.

–Su abogado te dirá lo contrario.

–¿Y qué puede impedir que me case contigo, retire el dinero y me marche?

Dominic supo que era el momento de explicarle la situación. No quería verla suplicar… a menos que fuera en el dormitorio.

Era la madre de Nicole, la hija de Liam, una niña de nueve meses que en aquel momento dormía en su habitación y no sabía qué estaba pasando entre los adultos.

–Si no te casas conmigo o te casas conmigo y luego quieres el divorcio, pediré la custodia de Nicole.

Cuando Cassandra volvió a dejarse caer en el sofá Dominic estuvo a punto de acercarse, pero se detuvo a tiempo. No tenía la menor duda de que quería a su hija, eso era lo único que la redimía ante sus ojos. Pero debía recordar que estaba luchando por los derechos legales de custodia. Nicole merecía crecer con los Roth.

Si pudiera contarle la verdad sobre la niña… pero no podía decir una palabra hasta que llegase el momento. Le había prometido a Liam mantenerlo en secreto hasta que el futuro de Nicole estuviera solucionado y sólo cuando Cassandra y él estuvieran casados.

Además, tenía que pensar en sus padres. Debía esperar hasta que el dolor por la muerte de Liam fuera al menos soportable antes de darles la noticia.

–Mira alrededor, Cassandra –le dijo–. Nicole y tú estáis viviendo una vida de lujo. ¿No crees que se podría convencer a un juez de que la niña tiene derecho a seguir viviendo de esa forma?

–El amor de una madre es mucho más importante que el dinero.

–No sé si lograrías convencer a un juez de eso. Además, una esposa infiel haría que se cuestionase la moral de esa mujer, ¿no te parece?

–Pero yo no le fui infiel a Liam –protestó Cassandra.

–Ahórratelo para el juez.

Ella sacudió la cabeza en un gesto de incredulidad.

–Esto es absurdo.

–Estoy de acuerdo –asintió Dominic–, pero es lo que Liam quería y en lo que a mí respecta voy a hacer todo lo posible para cumplir el último deseo de mi hermano.

Cassandra lo miró, en silencio, durante unos segundos.

–Dime una cosa: ¿qué consigues tú con esto, además de una esposa que no te quiere y una niña que no es hija tuya?

Dominic tardó unos segundos en contestar:

–La satisfacción de saber que mi sobrina tiene un padre.

–¿Por qué tú? ¿Por qué no Adam?

Pensar en Cassandra con Adam no resultaba agradable para Dominic. Quería mucho a su hermano, pero Adam no tenía intención de volver a casarse tras la muerte de su esposa unos años antes en un accidente. Además, él no estaba dispuesto a compartir a Cassandra con nadie. Había sido muy difícil disimular el deseo que sentía por ella cuando vivía Liam y no pensaba pasar por eso otra vez. Si el matrimonio era la única opción, y lo era, se casaría con él y con nadie más.

–Yo soy el mayor y haré lo que tenga que hacer.

Notó entonces que las mejillas de Cassandra se cubrían de rubor, pero no sabía si de rabia o de vergüenza.

–Olvidas a tus padres, Dominic.

–Mis padres han perdido un hijo, pero tienen la oportunidad de conservar a su nieta. Yo creo que lo entenderán.

–Pero si ni siquiera les caigo bien.

–¿Esperas caerles bien después de haber engañado a su hijo?

Cassandra lo fulminó con la mirada.

–Me casé con tu hermano por amor.

–Sí, claro –dijo Dominic, burlón.

–Tú siempre pensaste que me había casado con él por dinero, ¿verdad?

–No sólo por el dinero. Ser una Roth ofrece muchas otras cosas.

Ella hizo una mueca de desdén.

–Ah, ya veo. Como yo no vengo de una familia rica, automáticamente eso me hace desear lo que vosotros tenéis, ¿no? Pensé que eras más inteligente.

–Mi inteligencia no tiene nada que ver con esto.

–No, pero mi futuro y el de mi hija sí.

Dominic hizo un esfuerzo para endurecer su corazón.

–Es sólo el futuro de tu hija lo que me preocupa.

–Muchas gracias. Tal vez debería dártela ahora mismo y olvidarme de ella. ¿Eso es lo que quieres?

–¿Lo harías?

–¡Pues claro que no!

–¿Y si te ofreciera un millón de dólares?

–No me insultes, Dominic.

–¿Un millón es poco?

Cassandra lo miró, dolida.

–Estamos hablando de mi hija y tengo la intención de que siga a mi lado. Nicole es lo primero para mí.

Dominic contuvo un suspiro de alivio. Sabía que aquella mujer era una buscavidas y una adúltera, pero la posibilidad de que vendiera a su hija por dinero era demasiado horrible.

–Entonces, o te casas conmigo o nada. ¿Sí o no, Cassandra?

Ella respiró profundamente.

–Parece que no tengo alternativa.

–Ni yo tampoco, pero esto no es por nosotros.

–No, es por mi hija y ella es la única razón por la que me casaría contigo.

Dominic sonrió, burlón.

–¿Estás intentando tocarme el orgullo?

–No tengo un martillo lo bastante grande como para hacer mella en ese orgullo.

Cassandra estaba sonriendo, a su pesar seguramente, y Dominic supo que no era el martillo lo que debía preocuparle. Lo que debería preocuparle era esa sonrisa.

–Yo me encargaré de todo –dijo bruscamente.

Y luego salió de la casa sin decir una palabra más. Tenía que recordar que su hermano se había quedado obnubilado por la belleza de aquella mujer. Liam le había dado su apellido, una lujosa casa, pieles, joyas, y Cassandra lo había aceptado todo sin el menor escrúpulo.

Sí, ella le había dado la única cosa que Liam quería desesperadamente antes de morir: una hija con la que esperaba dejar algo de él en este mundo.

¿Pero de verdad había sido un sacrificio tan grande? Teniendo un hijo con Liam viviría rodeada de lujos toda la vida.

Por supuesto, lo que ella no sabía era que el lazo que tenía con su hermano había ganado a la conciencia al final.

Pero un día tendría que saber la verdad: que la hija que creía de su marido era en realidad de Dominic.

Cassandra se quedó sentada en el sofá mucho después de que su cuñado se hubiera marchado. Y seguía teniendo la carta de Liam en la mano.

¿Cómo podía haberle hecho aquello? Liam, el hombre que la había enamorado tres años antes, un joven guapísimo que le confesó haberse vuelto loco por ella cuando la vio trabajando detrás de un mostrador de cosméticos en los grandes almacenes Roth’s…

No había aceptado una negativa, pero Cassandra deseaba que lo hubiera hecho.

Cassandra, perdóname por hacer esto, pero no tengo alternativa. Quiero que Nicole crezca rodeada de mi familia.

Su matrimonio había sido un desastre casi desde el principio. Lo había querido, pero Liam sólo deseaba llevar del brazo una mujer guapa, eso era lo único que le interesaba de ella.

Y después la acusó de tener una aventura con su amigo Keith Samuels. Ella detestaba a Keith, pero un día apareció en casa cuando estaba sola diciendo que tenían que hablar urgentemente y, mientras estaba ocupada haciendo café, aprovechó para besarla. Liam apareció en ese momento y, por mucho que le explicase que no había querido besarlo, su marido se convenció de que tenían una aventura. Keith, por supuesto, se había hecho el inocente; incluso llegó a decir que ella lo había seducido meses antes y que él intentaba romper la relación, sin duda como una coartada por si se enteraba su mujer.

El día después llegaron los resultados de las pruebas que Liam se había hecho en el hospital con la peor de las noticias y Cassandra no había tenido corazón para abandonarlo. En la salud y en la enfermedad… además, era su primer aniversario.

No es sólo por Nicole. Quiero que mis padres vean a menudo a su nieta.

Cassandra no estaba preparada para la siguiente sorpresa, unos meses después. De repente, Liam quería tener un hijo para dejar algo de él en este mundo. Debilitado por el tratamiento y no sintiéndose atractivo como hombre, le suplicó que tuvieran ese hijo por inseminación artificial.

Nicole será un gran consuelo para mis padres y eso es un consuelo para mí.

Al principio no había querido hacerlo porque no quería traer un niño al mundo en esas circunstancias, pero Liam sabía que deseaba ser madre y le aseguró que toda la familia cuidaría de ella cuando él ya no estuviera.

Aun así, Cassandra no estaba segura.

Y en medio de todo aquello, su querido padre adoptivo había sufrido una embolia y su hermana Penny, adoptada como ella, no podía ayudar económicamente. Liam, aprovechando la oportunidad, había prometido llevar a Joe a una residencia en la que lo cuidarían de maravilla. Él pagaría todos los gastos si aceptaba que tuvieran un hijo.

Y, por fin, Cassandra aceptó.

Quiero que te cases con Dominic. Sólo así estaré seguro de que Nicole sigue siendo una Roth. Él cuidará bien de la niña, te lo aseguro.

Liam le dijo que depositaría medio millón de dólares en su cuenta corriente para pagar todos los gastos, pero nunca había ingresado el dinero. Y ahora sabía por qué. Que Dios se apiadase de él. ¿Lo habría planeado desde el principio o era algo que se le había ocurrido cuando se acercaba el final? Seguramente nunca sabría la respuesta.

En caso de que te niegues a hacerlo, he dejado una carta que mi abogado entregará a Dominic. En ella cuento toda la verdad.

¡La verdad!

Ella no había querido saber nada de los Roth, pero aparentemente tenía las manos atadas. Y debía casarse con Dominic.

Su cuñado.

A primera vista, Dominic Roth era un hombre frío y arrogante, pero la verdad era que entre ellos siempre había habido una secreta atracción. Antes, mientras estaba casada, era algo en lo que no quería ni pensar, pero sabía que estaba ahí.

A pesar de las acusaciones de Liam, ella nunca le había sido infiel a su marido. Ni con su hermano ni con Keith.

Pero no quería reconocer la atracción por un hombre al que detestaba. Tal vez era una ingenua, pero quería creer que el amor y el deseo iban de la mano. Con Dominic, sabía que no sería así. Sería deseo y nada más. No habría amor entre ellos.

Te perdono tu aventura con Keith ya que me culpo a mí mismo por eso. Y te perdono por aceptar dinero a cambio de tener un hijo conmigo. Sé que tú no querías y lo has hecho sólo por mí. Pero también sé que la verdad, si se supiera, te haría mucho daño.

Cassandra tragó saliva. No había ninguna verdad en sus palabras, ni sobre la aventura con Keith ni sobre Nicole. ¿Cómo podía Liam mentir de ese modo? Estaba diciendo que era una adúltera que vendió su cuerpo para tener un hijo con un moribundo, pero no había sido así en absoluto. Ella quería ser madre, pero su relación con Liam ya estaba rota. Aceptó por él, no por el dinero, aunque lo necesitaba para la residencia de su padre.

Cásate con Dominic y educad juntos a Nicole, como una familia. Mi hermano será un padre estupendo y Nicole es una niña preciosa que merece ser querida por sí misma.

Si te niegas, Dominic ya tiene mi bendición para pedir la custodia de Nicole. En la carta que tiene mi abogado se detalla todo lo que se usará contra ti en los tribunales.

La amenaza hizo que Cassandra sintiera un escalofrío. Dominic podría hacer que pareciese una buscavidas para conseguir la custodia de Nicole. No dudaría en retorcer la verdad para hacerla quedar mal, especialmente si el juez llamaba a Keith a declarar. Estaba segura de que ese canalla cometería perjurio para salvar su matrimonio.

Y, después de demostrar que era una mentirosa, el abogado sólo tendría que decir que su pensión mensual había aumentado considerablemente cuando aceptó someterse al tratamiento de inseminación artificial. Y eso demostraría que había chantajeado a su marido.

La carta será destruida seis meses después de que te hayas casado con Dominic. Ésa es mi decisión.

Podría impugnar el testamento, por supuesto, ¿pero qué posibilidades tendría una mujer sin medios económicos propios contra una familia millonaria como los Roth? Porque sus suegros la odiarían aún cuando descubrieran «la verdad». Y querrían vengarse.

De modo que tendría que casarse con Dominic y dejar que pensara lo peor de ella.

No quería que pudiera usar nada contra ella en los tribunales. Una mujer infiel pagada para tener un hijo no era algo que un juez considerase con buenos ojos, fueran cuales fueran las circunstancias o lo que hubiera hecho con el dinero.

Y no se arriesgaría a perder a su hija por nada del mundo.

Capítulo 2

La boda tuvo lugar en la lujosa oficina de Dominic unos días después. Y debió ser la más rápida de la historia. Incluso su boda con Liam, organizada a toda prisa, había sido más larga.

Pero a Cassandra no le importaba en absoluto. Dominic había tenido que hacer un hueco en su apretada agenda y era lo más apropiado porque el suyo no era un matrimonio por amor.