Cubierta

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Karl Rahner - Joseph Ratzinger

REVELACIÓN Y TRADICIÓN

Traducción de
Daniel Ruiz Bueno

Herder

Portada

Título original: Offenbarung und Überlieferung
Traducción: Daniel Ruiz Bueno
Diseño de la cubierta: Claudio Bado y Mónica Bazán
Maquetación electrónica: Manuel Rodríguez

© 1965, Verlag Herder, Freiburg im Breisgau
© 1970, Herder Editorial, S.L., Barcelona
© 2012, de la presente edición, Herder Editorial, S. L., Barcelona

ISBN DIGITAL: 978-84-254-2967-5

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Herder

Créditos

Notas

1. Para distinguir entre historia revelada extrabíblica y veterotestamentaria (que permanece aun en el supuesto de la historia de la revelación extrabíblica), K. Rahner, Escritos de teología v, Taurus, Madrid 1969, p. 137-159, particularmente 149s, 154s.

2. Así se ve claro en las listas de traditiones que se formaron en tiempo del Concilio de Trento; cf. el material indicado en la nota 19 de la sección segunda.

3. Art. 28, 39-42, en Die Bekenntnisschriften der evangelisch-lutherischen Kirche, Gotinga 21952, 126ss.

4. Art. 28, 52,1. c., 129.

5. L. c., 463ss.

6. Art. 7, 1 p. 61.

7. Cf. sobre este punto y lo que sigue J. Ratzinger, Das geistliche Amt und die Einheit der Kirche, en «Catholica» 17 (1963), 165-179.

8. Pruebas en la nota 16 y 17 de la sección segunda.

9. Impreso en E. Peterson, Theologische Traktate, Munich 1951, 295ss.

10. Cf. el informe de R. Laurentin, L’enjeu du Concile. Bilan de la première session, París 1963, 27-45. Y. Congar, Vatican II. Le concile au jour le jour, París 1963, 63-71 J. Ratzinger, Die erste Sitzungsperiode des Zweiten Vatikanischen Konzils, Colonia 1963, 38-50.

11. Cf. la exposición de conjunto de J.R. Geiselmann, Sagrada Escritura y Tradición, Herder, Barcelona 1968, p. 121-143; 370-380. De los anteriores trabajos de Geiselmann sobre el mismo tema es importante su contribución: Das Konzil von Trient über das Verhältnis der Heiligen Schrift und der nichtgeschriebenen Traditionen, en M. Schmaus (dir.), Die mündliche Überlieferung, Munich 1957, 123-206.

12. Un conjunto de todos los que en principio se han adherido a Geiselmann lo ofrece H. Küng en su tratado Karl Barths Lehre vom Wort Gottes als Frage an die katholische Theologie, en J. Ratzinger - H. Fries, Einsicht und Glaube (Friburgo 21963, 105, nota 25).

13. Esta afirmación no quiere decir que la Escritura sólo fuera mera notificación carente de realidad, de hechos que se quedan totalmente fuera de ella. No; como esperamos poder poner en claro en lo que sigue, debe permanecer plenamente válido que realidad de revelación es realidad de palabra, y en la palabra de la predicación llega a mí la realidad de la revelación. Sin embargo, siempre es cierto que la palabra meramente presente no es ya la realidad misma de la revelación, que no está nunca simplemente «presente». Lo dicho sólo apunta a esta diferencia, que no se suprime por el carácter hablado de la revelación, entre la palabra y la realidad que en ella acontece.

14. G. Gloege, Schriftprinzip, en RGG3, v, 1540-1543. Allí más bibl.; LThK, vii, 1104-1115; J.R. Geiselmann, Offenbarung, en H. Fries, Handbuch Zum Begriff der Offenbarung. M. Vereno - R. Schnackenburg - H. Fries, en Theologischer Grundbegriffe ii, Munich 1963, 242-250 y la bibl. citada en cada caso.

1514. W.H. Van de Pol, Das reformatorische Christentum, Einsiedeln 1956, 117-192.

16. Cf. sobre estas reflexiones el importante artículo ἀποκαλύπτω de A. Oepke, en ThWNT, iii, 565-597.

17. Cf. sobre esto las preciosas explicaciones de G. Schrenk, art. γραφή-γράμμα, en ThWNT, i, 749-769, part. 767ss.

18. Cf. por ejemplo la estimación en G. v. Rad, Theologie des Alten Testaments ii, Munich 1960, 402-424.

19. H. Schlier, Die Kirche nach dem Brief an die Epheser, en Die Zeit der Kirche, Friburgo 31962, 159-186.

20. Cf. sobre esta exposición las disquisiciones, que son aún fundamentales, de E. Peterson, Die Kirche, en Theologische Traktate, Munich 1951, 409-429; H. Schlier, Die Entscheidung für die Heidenmission in der Urchristenheit: Die Zeit der Kirche; 90-107. Paréceme cierto que tanto el análisis de la tradición sinóptica respecto del mensaje de Jesús y su orientación escatológica, como el estudio de la primigenia historia cristiana a base del material del libro de los Hechos no permiten otra solución de la relación entre mensaje del reino y predicación eclesiástica. De ahí no se sigue en modo alguno, en mi sentir, como muchas veces se teme, que se tergiverse la cruz como un accidente de suyo secundario, que propiamente pudiera haberse evitado. Por lo contrario, la estructura crucial de la Iglesia se hace así más radical, pues sólo así recibe todo su rigor la seriedad de la libertad humana y, con ella, la seriedad de la pasión de Cristo, y la absoluta procedencia de la Iglesia de la Cruz.

21. H. Gross, Motivtransposition als Form- und Traditionsprinzip im Alten Testament, en H. Vorgrimler (dir.), Exegese und Dogmatik, Maguncia 1962, 134-152, y la bibl. allí citada; G. v. Rad, Theologie des Alten Testaments ii, Munich 1960, 332-339; 396-401.

22. La no identidad de ambas teologías del Antiguo Testamento ha sido puesta de relieve con gran dureza por R. Bultmann, Weissagung und Erfüllung, en Glauben und Verstehen ii, Tubinga 1952, 162-186. Las necesarias correcciones, en que aparece clara la base histórica de lo que la teología sistemática llama analogia fidei en G. v. Rad, l. c., 329-424, espec. 420 nota 25 y 422 nota 29. Sobre el tema de la Analogia fidei entre los dos testamentos también E. Przywara, Alter und Neuer Bund, Viena-Munich 1956.

23. Cf. por ejemplo la instructiva exposición en G. Bornkamm, Jesus von Nazareth, Stuttgart 1956. Sobre la cuestión aquí planteada cf. H. Schlier, Über Sinn und Aufgabe einer Theologie des Neuen Testaments, en H. Vorgrimler, Exegese und Dogmatik, Maguncia 1962, 69-90.

24. Lo mejor sobre esta cuestión, en lo que atañe a la patrística, se halla aún en Harnack, DG ii, 51931, 84-116. Harnack dice francamente, p. 87, nota 3: «Canon era originariamente la regla de fe; la Escritura vino en verdad a interponerse, de modo, sin embargo, que su autoridad tenía una significación situada más atrás, en el Antiguo Testamento y en las palabras del Señor.» Que esta situación se continúa en la edad media y que aquí (junto a la noción de revelatio, de que se hablará en la sección segunda) la superioridad de la fides (= del Symbolum) sobre la Scriptura representa la forma esencial del concepto de tradición, he tratado de demostrarlo en mi estudio: Wesen und Weisen der auctoritas im Werk des heiligen Bonaventura, en Die Kirche und ihre Ämter und Stände, en Corsten - Frotz - Linden, Festgabe Kardinal Frings, Colonia 1960, 58-72.

25. Como aquí sólo tratamos de fundamentar el concepto de tradición como tal, no puede desenvolverse más despacio, como fuera necesario, el presente razonamiento. Ante la limitación temática, me he contentado en las tesis que anteceden con desenvolver la cosa hasta el punto en que aparece claro que la tradición tiene que ver con la Iglesia (cf. la tesis 4 y 5). Lo que esto significa más precisamente sólo pudiera esclarecerse mejor por medio de un análisis del concepto de Iglesia, que aquí ha de darse por supuesto. Cf. mi estudio sobre «oficio y unidad en la Iglesia» citado en la nota 6, en que se ensayan algunas observaciones sobre el tema.

26. Desgraciadamente, Geiselmann ha tomado de segunda mano la exposición de los datos medievales y su valor histórico es problemático. Cf. mis observaciones en la «Theol.-prakt. Quartalschrift», 1963, p. 224-227. Nada quitan ni ponen los nuevos estadillos temperamentales de Geiselmann en TThQu 144 (1964) 31-69, que no pueden mirarse como nueva contribución al tema. Valiosa es la exposición de Y. Congar, La tradition et les traditions. Essai historique, París 1960; también es interesante J. Beumer, Die mündliche Überlieferung als Glaubensquelle, Friburgo 1962. Sobre Trento, además de la obra fundamental de Jedin, sobre todo E. Ortigues, Écriture et Traditions apostoliques au Concile de Trente, en RSR 36 (1949) 271-299; K.D. Schmidt, Studien zur Geschichte des Konzils von Trient, Tubinga 1925, 152-209.

27. El discurso se nos ha transmitido en dos versiones, una más breve según las actas en CT v, 11, otra más larga según el diario de Massarelli (Diarium iii) en CT i, 484ss. Ambas versiones se recubren, sin embargo, completamente en cuanto al fondo. En el análisis que sigue se exponen ambas versiones una tras otra. Sobre la exposición de Cervini en el concilio, H. Jedin, Geschichte des Konzils von Trient II, Friburgo 1957, 38-40. La exposición del curso histórico de la discusión en Jedin, 42-82 debe darse aquí por supuesta como fondo de los análisis teológicos.

28. CT v, 11 ... Tria esse principia et fundamenta nostrae fidei: primum libros sacros..., secundum esse evangelium, quod Christus Dominus Noster non scripsit, sed ore docuit et in cordibus illud plantavit, cuius evangelii nonnulla evangelistae scripto mandarunt, multa quoque relicta sunt in cordibus hominum. Tertium, quia non semper filius Dei corporaliter nobiscum mansurus erat, misit Spiritum Sanctum, qui in cordibus fidelium secreta Dei revelaret et ecclesiam quotidie et usque ad consummationem saeculi doceret omnem veritatem, et si quid in mentibus hominum dubii occurrisset, declararet.

29. CT i, 484. Notable también es la formulación, p. 485, 14-16: Nihil tamen inter scripturas sacras et apostolicas traditiones differt; illae enim scriptae, hae per insinuationem habentur, utraeque tamen a spiritu sancto eodem modo emanatae. De modo semejante CT v, 11, 19: ... ab eodem spiritu et illos (sc. libros) et istas (sc. traditiones) descendisse.

30. CT x, 373.

31. CT v, 14 y 15. Un estudio de todas las auctoritates tomadas de la Escritura y de los padres, que en esta colección presentan testimonios en favor de la realidad de la tradición, sería de suyo instructivo para lo que aquí se entendía por tradición. H. Holstein ha abordado el tema en un estudio notable: La tradition d’après le Concile de Trente (RSR 47 [1959] 367 a 390, 375). Holstein halla en los textos dos líneas: la línea ireneica, para la cual el testimonio de los apóstoles es de su personalidad, de su vida y de su oficio; y la línea de Tertuliano, Cipriano, Basilio y Agustín, que pudiera designarse como línea «ceremonial». Orígenes pertenecía a las dos. De hecho se halla en esta colección de testimonios una serie que se refiere a observationes, consuetudines, institutiones y sugiere entender la tradición en este sentido; pero hay también textos que acentúan la inscripción del Evangelio en los corazones de los fieles, y otros muy repetidos que apuntan a la Iglesia como lugar de la verdad de Cristo.

32. CT i, 483 (18 de febrero de 1546). Hallamos que Cervini el 26 de febrero (CT v, 18) vuelve a la misma declaración. Cf. una declaración del obispo de Fano, CT v, 10: Cum iam receperimus scripturas sacras, necessario recipiendae sunt traditiones, quae ab eodem Spiritu Sancto quo scripturae dictatae sunt...

33. Sobre esta situación me llamó primeramente la atención un trabajo, hecho bajo mi dirección, de Chr. Limbach, a quien debo también varios otros textos.

34. Un breve esbozo sobre este transfondo ensayé en mi trabajo: Offenbarung-Schrift-Überlieferung, en TThZ 67 (1958) 13-27; cf. además J. Beumer, Der theoretische Beitrag der Frühscholastik zum Problem des Dogmenfortschritts, en ZkTh 72 (1952) 205-226; J. de Ghellinck, Pour l’histoire du mot «revelare», en RSR 6 (1916) 149-157.