9788483931936_04_m.jpg

Raúl Fernández Vítores

 

 

Tanatopolítica

 

Opúsculo sobre los dispositivos

humanos posmodernos

 

 

 

 

logotipo_INTERIORES_negro.jpg

Raúl Fernández Vítores, Tanatopolítica. Opúsculo sobre los dispositivos humanos posmodernos

Primera edición digital: abril de 2018

 

ISBN epub: 978-84-8393-621-4

 

 

Colección Voces / Ensayo 221

 

 

Nuestro fondo editorial en www.paginasdeespuma.com

 

 

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

 

 

© Raúl Fernández Vítores, 2015

© De esta portada, maqueta y edición: Editorial Páginas de Espuma, S. L., 2018

 

Editorial Páginas de Espuma

Madera 3, 1.º izquierda

28004 Madrid

Teléfono: 91 522 72 51

Correo electrónico: info@paginasdeespuma.com

Advertencia

 

Este escrito no tiene un carácter genealógico sino esencial, no investiga el cómo sino el qué, no aborda el nacimiento de los dispositivos humanos posmodernos conforme a la secuencia temporal: busca su definición.

Las palabras tienen su historia. Pero la historia de las palabras es irrelevante para cualquier teoría, donde solo importan las formas. La filosofía es, desde su origen, el intento de dar respuesta a una sola pregunta: ¿qué es eso de lo que se habla?

Definir

Definiciones primeras

 

¿Qué es un dispositivo?

Un dispositivo es una función, pero no es solo una función en el más puro sentido matemático, es decir, un conjunto de pares ordenados. Un dispositivo es una aplicación material que acontece en un tiempo y en un espacio: tiene duración y lugar. Es también una aplicación del saber orientada a la transformación de objetos y un conjunto de productos técnicos.

Así, puede haber tantos dispositivos como técnicas, habida cuenta de que puede haber tantas técnicas como ciencias aplicables o combinaciones de estas.

Los artefactos que forman parte de un dispositivo, productos de una o más técnicas, pueden ser considerados en conjunto como un «crisol» que recibe materias que este después transforma en productos. De modo intuitivo, cabe clasificar los dispositivos según lo que procesan: humanos, si procesan hombres; laborales, si son trabajadores los procesados; botánicos, si se trata de plantas; zoológicos, si son animales; etcétera.

Un dispositivo es un conjunto de técnicas materializado en artefactos de procesamiento.

Lo procesado, sin embargo, no es un dato inmediato sino construido; los objetos se definen desde las ciencias, es decir, no hay «lo» sin saber o, dicho con otras palabras, la materia prima es, en última instancia, indefinible. Todo concepto remite a otros conceptos y el empeño de la filosofía no es otro que el de escribir el diccionario definitivo.

¿Qué es, pues, una función?

Una función f, dicen los matemáticos, es un conjunto de pares ordenados tal que si (x,y) y (x,z) son elementos de f entonces y = z.

El concepto matemático de función puede servir para expresar estrictamente la noción de transformación. Una cosa x se transforma en otra cosa y que es precisamente f(x).

En un par ordenado (x,y) se dice que x es la primera coordenada e y la segunda.

El dominio de una función f (se escribe: dom f) es el conjunto de todas las primeras coordenadas de los elementos de f.

 

dom f = {x/ y (x,y) f}

 

Es decir, dom f «es igual que» (=) «el conjunto de todos los x para los que» ({x/ } «existe al menos un y que cumple que» (y) el par ordenado (x,y) «pertenece a» (∈) f.

Y, análogamente, el rango de una función f (se escribe: rang f) es el conjunto de todas las segundas coordenadas de los elementos de f.

 

rang f = {y/ x (x,y) f}

 

Una función puede ser interpretada como algo que acontece entre dos conjuntos, su dominio y su rango o condominio, de manera que a cada elemento de dom f le corresponde un elemento de rang f y solo uno.

A un nivel de generalización que roza la Ontología, se define el concepto de complemento absoluto de un conjunto X (escrito: ~X) así:

 

~X = {x/ x X}

 

Es decir, ~X es el conjunto de todos los x tales que x no pertenece a X.

Partiendo de estas definiciones básicas, es posible caracterizar cabalmente dos tipos de funciones.

Se dirá que una función f es reflexiva respecto a un conjunto X si y solo si el dominio y el rango de f son partes o subconjuntos de X, esto es, cuando se cumple que:

 

dom f X rang f X

 

Es decir, cuando se cumple que dom f «está incluido en», «es parte de» o «es un subconjunto de» (⊂) X «y» (∧) rang f también.

De forma parecida, se dirá que una función f es transitiva respecto a un conjunto X si y solo si el dominio de f es una parte de X pero su rango no lo es en absoluto, es decir, cuando el dominio de la función en cuestión es un subconjunto de X y su rango es un subconjunto del complemento absoluto de X, esto es, cuando se cumple que:

 

dom f X rang f ~X

 

Estos tipos funcionales no son de gran utilidad en Matemática. Por ejemplo, en la porosa recta racional es posible aplicar la función f(x) = – x sobre el dominio de los números naturales (N): su rango será el conjunto de los enteros negativos. Tal función es, a la vez, una función reflexiva respecto al conjunto total de los números enteros (Z) y una función transitiva respecto a N. La función f(x) = √ x aplicada también al dominio natural no es reflexiva ni transitiva respecto al conjunto de todos los números racionales (Q) dado que, por ejemplo, √ 2 es un número irracional.

Tampoco en el nivel teórico de la Física más elemental han de tener gran importancia los tipos definidos, pues el famoso principio de la termodinámica impone la reflexividad a toda transformación material o energética.

No ocurre lo mismo con la Biología. En este nivel de la Física, la reflexividad y la transitividad funcionales cobran una importancia especial, por no decir «vital», dado que sirven para expresar cambios operados en la vida o en la muerte, respectivamente.

La Física

 

El número 2 es, quizás, un concepto matemático, una abstracción de la realidad, un simple trazo… 2 es en todo caso.

Este pedazo de hormigón procedente de un palacio derruido a orillas del río Ner también es, aunque su ser se antoja de naturaleza muy diferente de la del número dos.

Los primeros sabios griegos concibieron la Física como saber total. Todo fue, a sus ojos, Naturaleza. A pesar de que hoy la Física es fundamentalmente Física matemática, aún se separa, a veces en exceso, la Ontología de la Ciencia «natural», esgrimiendo para ello la certeza de que una cosa es, por seguir con el ejemplo, el grisáceo conglomerado del corredor palaciego y otra bien distinta su concepto. ¡Toda una polémica podría iniciarse aquí!

En un sentido amplio o general, el término «dispositivo» hace referencia a los saberes o ciencias cuyas aplicaciones técnicas se concretan en artefactos de procesamiento, es decir, significa también la materialidad que hace posible esos saberes: políticas educativas, instituciones docentes, etcétera; pero, en un sentido restringido o especial, cabe llamar «dispositivo» a los artefactos de procesamiento finales mismos, al conjunto de los aparatos directamente implicados en una transformación material determinada.

Ejemplos de dispositivos físicos que no atañen especialmente a lo vivo (no biológicos) son las minas de extracción, las presas fluviales productoras de energía eléctrica, las fábricas de cemento…

Una mina, ya sea a cielo abierto o subterránea, es un dispositivo geológico destinado a explotar un yacimiento o concentración de depósitos minerales en la corteza terrestre. Las operaciones básicas de este tipo de dispositivos son el arranque o separación del mineral en cuestión de la roca madre, la carga del mismo (es decir, su recogida y traslado hasta un medio de locomoción) y, por último, su transporte al exterior de la mina. El dispositivo minero transforma todo un yacimiento mineral en fragmentos minerales útiles para las industrias.

Una presa fluvial productora de energía eléctrica es un dispositivo hidroeléctrico que permite embalsar el agua en el cauce de un río y transformar a capricho la energía potencial del embalse en energía cinética capaz de mover una turbina conectada con un generador que, a su vez, transforma la energía mecánica de la turbomáquina en electricidad. Una presa tal es un dispositivo transformador de energía: convierte la energía cinética de la corriente de un río en energía eléctrica.

Una fábrica de cemento es un dispositivo geoindustrial que generalmente recibe (de la minería) arcilla y piedras calizas y las transforma (calcinándolas, moliéndolas y mezclándolas según una proporción determinada) en un conglomerante, el cemento, que tiene la propiedad de endurecerse al contacto con el agua.

He aquí tres ejemplos de artefactos de procesamiento: las minas procesan yacimientos minerales y rocas; las fábricas de cemento también procesan rocas (detríticas y calizas); las presas anteriormente descritas procesan la energía del agua de los cursos fluviales. Los primeros artefactos son materializaciones de la ingeniería de minas. Los segundos son logros de la ingeniería industrial y también de minas. Los últimos son méritos de la ingeniería de caminos, canales y puertos.

No todo artefacto forma parte, sin embargo, de un dispositivo. El cuadro de un pintor, por ejemplo, es efectivamente un artefacto, es decir, un producto de un arte o técnica, la pictórica, pero no es un artefacto de procesamiento, a no ser que se considere que las obras de arte procesan (de un modo más o menos uniforme y regular) las emociones de los hombres, lo cual no deja de suscitar problemas.

La Biología

 

Los dispositivos biológicos tienen como referencia fundamental el conjunto de los seres vivos que, haciendo honor a la etimología, conviene designar con la letra griega «β».

Un trigal o plantación de trigo es un ejemplo de dispositivo biológico, un multiplicador de granos de trigo, una materialización de la técnica agrícola, la agricultura, que a su vez es la aplicación de una ciencia, la agronomía.

Al trigal llega una cantidad determinada de granos de trigo, en calidad de simiente, y del trigal sale otra cantidad que, salvo en el caso de una mala cosecha, suele ser mayor que la anterior. Dicha cantidad de granos de trigo se destina principalmente al consumo humano, que la reclama en forma de harina, pan, pasta, cerveza, etcétera. En menor medida, parte de esa cantidad también se utiliza como alimento para animales no humanos. El resto de la cantidad producida sirve para retroalimentar el proceso, es decir, se emplea como simiente.

En el nivel de la Biología cabe distinguir, en función de la forma funcional asociada a la transformación «dispositiva», dos grandes subtipos, a saber: los dispositivos bióticos, que son funciones reflexivas respecto a β, y los dispositivos abióticos, que son funciones transitivas respecto a β.

Ejemplo del primer subtipo es un picadero de doma con sus picadores, es decir, la institución dedicada al adiestramiento de caballos. Ejemplo del segundo subtipo es un matadero, es decir, la instalación industrial destinada al sacrificio de animales de granja para su posterior despostado y comercialización.

En el picadero ingresan caballos sin domar y egresan caballos adiestrados, con doma clásica, española o con las destrezas que se requieran; la vida equina experimenta un cambio mediante este dispositivo. En el matadero ingresan reses vivas y se las saca muertas, dispuestas para el descuartizamiento; la vida del ganado cesa a través de este dispositivo.

Los tres últimos dispositivos descritos anteriormente son considerados casos de dispositivos biológicos porque en los tres está comprometida la vida: vida vegetal en el trigal (dispositivo botánico) y vida animal en el picadero y también en el matadero (dispositivos zoológicos).

Haciendo uso del lenguaje de los matemáticos, cabe definir los subtipos mencionados del modo siguiente: un dispositivo biótico es una función f tal que dom f β y rang f ⊂ β y un dispositivo abiótico es una función f tal que dom f ⊂ β y rang f ~β. La frontera entre β y ~β señala estrictamente, en el mismo argot, la diferencia entre la vida y la muerte.

La Antropología

 

La Antropología es la ciencia que trata de los aspectos biológicos del hombre y de su comportamiento como miembro de una sociedad.

La Sociología es la ciencia que trata de las condiciones de existencia y desenvolvimiento de las sociedades humanas, aunque cabe dilatar la definición y llegar a hablar con cierto rigor de una sociología «vegetal».

La Medicina es la ciencia o el arte (la técnica) de prevenir y curar las enfermedades del cuerpo humano.

Lo humano se define desde una pluralidad de saberes como, por lo demás, cualquier otro objeto de saber (lo vivo o incluso lo físico). Sin embargo, desdeñando el imperativo de que la ciencia antropológica es la que debería brindar la definición más acabada de eso que llamamos «hombre», cabe añadir que los dispositivos humanos son aquellos cuya materia es precisamente el hombre.

A partir de este punto, siguiendo como antes un criterio etimológico, el conjunto de todos los hombres vivos quedará designado con la letra «α».

 

α ⊂ β

 

Los subtipos anteriormente definidos en el nivel genérico de la vida deben tener expresión también en el nivel antropológico, que es más específico. De esta forma, dentro de los dispositivos humanos, se distinguirá entre dispositivos humanitarios, funciones reflexivas respecto a α, y dispositivos homicidas, funciones con dominio en α transitivas respecto a β.

La transitividad funcional respecto a α es una condición necesaria pero no suficiente para cualquier dispositivo homicida. En la famosa parábola de Miguel Delibes, por ejemplo, hay hombres transformados en perros1; en los campos de concentración alemanes los prisioneros terminaban convirtiéndose en «musulmanes» u hombres arruinados, de quienes cabe dudar que conservasen algo de humanidad; un hombre en coma irreversible, que vegeta, ¿sigue siendo un hombre? Dicho de otra forma: cabe al menos concebir la posibilidad de dispositivos humanos no humanitarios ni homicidas.

1. Cfr. Miguel Delibes, Parábola del náufrago, Barcelona, Destino, 2010, pp. 17-18. Lo que sigue es una adaptación puntuada. «En un principio, Genaro dormía estirado, pero, a las pocas semanas de la degradación, fue paulatinamente encorvándose por la cintura y dos meses más tarde ya se enroscaba como un caracol. […] Al principio, si hacía al caso, Genaro pedía pan y agua, pero luego amansó el trote y resistía tiempo y tiempo sin comer ni beber o, a lo sumo, los días de canícula solicitaba agua con voz desfibrada y, al fin, persuadido de que valía lo mismo, terminó por decir solo gua, probablemente para no desgastarse, pero como insistía y levantaba progresivamente la voz ¡gua-gua-gua!, su petición, en particular escuchada de lejos, producía el efecto de ladridos».

Una misión religiosa, esto es, una colonia establecida por religiosos con el fin de evangelizar a la población del lugar, es un claro ejemplo de dispositivo humanitario: su finalidad es convertir hombres ajenos a la fe de los misioneros en creyentes de la religión misional. Cualquier organización de ayuda humanitaria también lo es, sea esta de naturaleza sanitaria, educativa o para el desarrollo económico. Y a la misma categoría (llamada «dispositivo humanitario») pertenecen también, aunque pueda resultar chocante, las compañías negreras de los siglos xvi, xvii y xviii, dedicadas a la captura de población africana autóctona (generalmente mediante compra) y encargadas de su porte transoceánico y venta como mano de obra esclava en América. El comercio negrero permitió, efectivamente, transformar hombres sujetos a un orden tribal más o menos complejo en esclavos de las plantaciones coloniales americanas fundadas por los europeos.

La guerra es el dispositivo homicida por antonomasia. Lo es porque, aunque el objetivo de esta institución no sea, necesariamente, producir la muerte del enemigo sino, de una forma general, provocar su rendición, toda la virtualidad de la guerra radica en su eficacia para matar hombres.

Dispositivos homicidas son, también, una masacre y un pogromo. La diferencia entre uno y otra quizá resida en el hecho de que una masacre implica la idea de ataque armado. Una masacre es una matanza de personas indefensas producida por un ataque armado. La mayoría de las veces la lleva a cabo un ejército invasor o grupos paramilitares, aunque algunas masacres son responsabilidad exclusiva de simples individuos particulares asociados. El dispositivo homicida denominado «masacre» supone la planificación y la ejecución coordinada de una matanza por parte de una fuerza armada. Una masacre procesa hombres vivos (estudiantes, religiosos, prisioneros, etcétera) convirtiéndolos en cadáveres, y lo hace con una cierta parafernalia guerrera.

Un pogromo es un dispositivo homicida parecido a la masacre pero tiene un carácter mucho más civil e improvisado. Un pogromo generalmente implica el uso de artefactos (civiles, religiosos o de cualquier otro tipo) para un fin impropio: un pajar o una iglesia, por ejemplo, para la quema de una masa de hombres. El sujeto agente de un pogromo es gente común, un grupo de vecinos de una aldea o de una ciudad, mientras que el de una masacre es un grupo militante, que de un modo u otro cumple los dictados de la milicia.

También se puede llamar «dispositivo homicida» al grupo civil o vecinal de matanza propio del pogromo y al grupo de matanza armado propio de la masacre. Y, por la misma razón, puede llamarse «dispositivo homicida» al ejército.

El pogromo de Jedwabne

 

Jedwabne es una localidad polaca. «Según el censo de 1931, el número de habitantes de la aldea sumaba un total de 2167»2.

2. Jan T. Gross, Vecinos. El exterminio de la comunidad judía de Jedwabne (Polonia), Teófilo de Lozoya (trad.), Barcelona, Crítica, 2002, p. 47.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania y la Unión Soviética se repartieron Polonia, Jedwabne quedó bajo el dominio soviético. Pasó a dominio alemán la noche del 23 de junio de 1941, al día siguiente del inicio de la Operación Barbarroja. Aparecieron entonces en dicha localidad miembros de la Policía Secreta del Estado (Geheime Staat Polizei o, abreviadamente, Gestapo). Dicho de otra forma, policías «políticos» del Estado alemán establecieron allí un cuartelillo.

«La mañana del 10 de julio de 1941 llegaron al pueblo ocho miembros de la Gestapo y mantuvieron una entrevista con ciertos representantes de las autoridades locales. Cuando los de la Gestapo preguntaron cuáles eran sus planes respecto a los judíos, ellos contestaron que había que matarlos a todos. Cuando los alemanes propusieron que se dejara viva a una familia judía de cada oficio, el carpintero local Bronisław Śleszyński, que se hallaba presente, respondió: “Ya tenemos bastante con nuestros artesanos, tenemos que matar a todos los judíos y que no quede vivo ni uno”. El alcalde Karolak y todos los demás se mostraron de acuerdo. Para ello Śleszyński prestó su propio pajar, que estaba situado allí cerca. Al término de la reunión comenzó el baño de sangre»3.

3. Ibidem, p. 34.

Es un párrafo de la declaración realizada por un superviviente el 5 de abril de 1945 ante la Comisión Histórica Judía de Białystok.

En el estudio citado de Jan T. Gross se afirma que «un día de julio de 1941, la mitad de una pequeña población del este de Europa asesinó a la otra mitad, unas 1600 personas entre hombres, mujeres y niños»4; que «lo más curioso es que aquel día el cuartel de la gendarmería alemana fue el lugar más seguro para los judíos»5; y que «fueron unos polacos normales y corrientes los que mataron a los judíos»6.

4. Ibidem, p. 24.

5. Ibidem, p. 82.

6. Ibidem, p. 116.

Esto es un pogromo.