Bhagavad Gita

भगवद्गीता

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Título: Bhagavad Gita

Autor: Anónimo

Título original: भगवद्गीता

Editorial: AMA Audiolibros

© De esta edición: 2019 AMA Audiolibros

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Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción total o parcial de la obra, salvo excepción prevista por la ley.

ÍNDICE

 

Bhagavad Gita

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

PRÓLOGO

Capítulo 1: EL DESALIENTO DE ARJUNA

Capítulo 2: MUNDO, ILUSIÓN Y MUERTE

Capítulo 3: LA ACCIÓN

Capítulo 4: LA SABIDURÍA

Capítulo 5: LA RENUNCIA

Capítulo 6: LA MEDITACIÓN

Capítulo 7: EL DISCERNIMIENTO

Capítulo 8: LO SUPREMO

Capítulo 9: ENTREGA Y DEDICACIÓN

Capítulo 10: LAS GLORIAS DEL SEÑOR

Capítulo 11: REVELACIÓN DE LA VISIÓN

Capítulo 12: YOGA DE LA DEVOCIÓN

Capítulo 13: CONOCIMIENTO, CAMPO Y CONOCEDOR

Capítulo 14: LOS TRES GUNAS

Capítulo 15: EL SEÑOR Y SU DEVOTO

Capítulo 16: LO DIVINO Y LO DEMONÍACO

Capítulo 17: LAS TRES CLASES DE FE

Capítulo 18: LIBERACIÓN

 

INTRODUCCIÓN

Este texto forma parte del libro VI del Mahabharata y fue escrito probablemente en los siglos I o II antes de Cristo. No se conocen sus autores, se presenta como un diálogo entre Arjuna y Krishna, en el campo de batalla, justo cuando va a empezar la guerra entre los Pandavas y los Kauravas. El miedo a la batalla inicia un diálogo a través del cual se traza una síntesis del pensamiento y experiencia religiosa de la India, que aglutina los caminos de la acción, la devoción y el conocimiento. Presentamos esta versión traducida directamente del Sanscrito original.

La Bhagavad Gita es un libro de luz y amor, si bien se trata ante todo de un libro de vida. Después de Jñana y Bhakti, viene Karma. El término Karma se halla conectado con la raíz sánscrita Kri, que aparece en las palabras crear y creación. Karma es obra, y obra de vida. La palabra Karma significa también «acción sagrada», y se halla conectada con el sacrificio de los Vedas, el ritual de la religión. Este es el sentido con el que ha de entenderse al leer la Gita. Karma, obra o acción, aparece a menudo en la Bhagavad Gita contrastando con Jñana, o contemplación, el ritual externo contrasta con la vida espiritual interior. Este fue el gran cambio espiritual que tuvo lugar en los Upanishads, del ritual externo se pasó a la vida interior. Este contraste también aparece en la Gita, si bien en esta última el término Karma ha adquirido ya un sentido mucho más profundo, lo que nos lleva a uno de los conceptos más sublimes del hombre.

La grandeza de la Bhagavad Gita es la grandeza del universo; pero al igual que el prodigio de las estrellas del cielo sólo se revela en el silencio de la noche, el prodigio de este poema únicamente se revela en el silencio del alma. Puede ser que comencemos a sentir de niños el misterio y el prodigio de este universo. Un día, siendo muy jóvenes, quizás unos cuantos versos de la Gita se abran paso hasta nuestro corazón. Aprendemos sánscrito motivados por la Bhagavad Gita. Leemos todas las traducciones que podamos encontrar, y comparamos diferentes interpretaciones. Leemos los comentarios de Sankara y Ramanuja, historias de filosofía india y literatura sánscrita, así como toda publicación sobre la Bhagavad Gita que esté a nuestro alcance. Y mucho más aún, puede ser que leamos la Bhagavad Gita en sánscrito una y otra vez, hasta llegar a conocer de memoria los versos más importantes y entonarlos en sánscrito, de forma que la lengua de esos versos termine resultándonos tan familiar como nuestra lengua materna. Tal vez acudamos a ese poema en momentos de pesar y de alegría, vinculándolo así a los momentos más hondos de nuestra vida; y anotemos los pensamientos y emociones que los versos despiertan en nosotros; y tal vez nuestra lectura continúe durante años; y de pronto un día sintamos que estamos leyendo la Bhagavad Gita por primera vez. ¿Por qué? Porque nuevos prodigios se nos han revelado, y sentimos que las palabras de Arjuna son ahora nuestras palabras: «Descríbeme de nuevo en detalle tu poder y tu gloria, pues nunca, nunca me canso de oír tus palabras de vida»

¿Cuál es la esencia de este gran poema? ¿Qué queda de todo él? La esencia de la Bhagavad Gita es la visión de Dios en todas las cosas, y de todas las cosas en Dios. El verdadero progreso del hombre sobre la tierra es el progreso de una visión interior. Contamos con avances científicos, pero ¿se hallan armonizados con el avance espiritual? Deseamos el avance científico, pero ¿queremos el avance espiritual? No se trata de tener más, o incluso de saber más, sino de vivir más, y si queremos vivir más, debemos amar más. El amor es «el tesoro escondido en un campo», y este campo, según la Gita, es nuestra propia alma. Ahí se encuentra el tesoro por el cual el mercader sabio «fue y vendió todo cuanto tenía». Y, contrariamente a la ley de la materia, según la cual, dar más representa tener menos, en la ley del amor, cuanto más se da, más se tiene. Las visiones espirituales del hombre se confirman e iluminan entre ellas. Tenemos la grandeza cósmica del Hinduismo, las cuestiones morales de Zaratustra, el gozo en la verdad de Buda, la victoria espiritual del Jainismo, el amor sencillo del Tao, la sabiduría de Confucio, la poesía Sinto, el Dios único de Israel, el fulgor redentor de la cristiandad, la gloria del Dios del Islam, la armonía de los Sijs. Los grandes poemas de las diversas lenguas poseen valores distintos, pero son todos ellos poesía, y las visiones espirituales del hombre proceden todas de una luz. Ellas constituyen las lámparas de fuego que arden a la gloria de Dios.

Lo finito en el hombre anhela lo infinito. El amor que mueve las estrellas mueve también el corazón del hombre, y una ley de gravitación espiritual conduce su alma hacia el alma del universo. El hombre ve el sol por la luz del sol, y ve el espíritu por la luz de su propio espíritu interior. El fulgor de la belleza eterna brilla sobre este vasto universo, y en momentos de contemplación se puede ver lo eterno en cosas efímeras. Este es el mensaje de los grandes visionarios espirituales; y toda la poesía, el arte y la belleza son sólo una variación infinita de este mensaje. Si leemos las escrituras y los libros sapienciales del mundo, si consideramos las muchas experiencias espirituales registradas en los escritos del pasado, encontramos una única fe espiritual, y esa fe se basa en una visión de la verdad. No por cierto de la verdad de las leyes de la naturaleza descubiertas gradualmente por la mente humana, sino de la verdad de nuestro ser.

En la Bhagavad Gita encontramos fe, una fe basada en la visión espiritual. En esta visión encontramos luz. ¿La veremos? Este canto nos llama al amor y a la vida. ¿Lo oiremos?. Cada momento de nuestra vida puede ser el comienzo de grandes cosas.

CAPÍTULO 1
EL DESALIENTO DE ARJUNA

DHRITA-RASHTRA

1

En el campo de la verdad, en el campo de batalla de la vida, ¿Qué aconteció, Sanjaya, cuando mis hijos y sus guerreros se enfrentaron a los de mi hermano Pandu?

 

SANJAYA

2

Cuando tu hijo Duryodhana vio los ejércitos de los hijos de Pandu, se fue hacia su maestro en el arte de la guerra y le dirigió estas palabras:

 

3

Contempla, oh Acharya, el vasto ejército de los Pandavas dispuesto en orden de batalla por el hijo de Drupada, tu propio alumno aventajado.

 

4

Se divisan guerreros heroicos y potentes arqueros, tan grandes que igualan en batalla a Bhima y Arjuna. Son Yuyudhana y Virata y el rey Drupada, de gran carro.

 

5

Y Dhrishta-Ketu de firme estandarte, y Chekitana, rey de los Chedis. También se divisa al heroico rey de Kasi, y a Purujit conquistador, y a su hermano Kunti-Bhoja, y a Saibya, preeminente entre los hombres.

 

6

A Yudhamanyu el aguerrido y a Uyyamaujas victorioso; a Saubhadra, hijo de Arjuna, y a los cinco príncipes de la reina Draupadi. Contémplalos a todos en sus carros de guerra.

 

7

Mas escucha seguidamente los nombres de nuestros guerreros más esforzados, comandantes de mi ejército. Los traeré a tu memoria.

 

8

Estás tú mismo, mi maestro en la guerra, y también Bhishma, sabio y anciano. Está Karna, hermanastro y enemigo de Arjuna; y Kripa, vencedor de batallas. Está tu propio hijo Asvatthama, y también mi hermano Vikarna. Está Saumadatti, rey de los Bahikas,

 

9

y muchos otros bravos guerreros dispuestos a entregar su vida por mí. Todos pertrechados con múltiple armamento, todos maestros en el arte de la guerra.

 

10

Mas son limitadas nuestras fuerzas que comanda Bhishma. Incontables parecen sin embargo los ejércitos liderados por Bhima.

 

11

¡Apostaos, pues, todos a pie firme en la línea de batalla. Defendamos a nuestro caudillo Bhishma!

 

12

Y he aquí que Bhishma, anciano y glorioso guerrero de los Kurus, para alentar a Duryodhana, lanzó su grito de guerra cual rugido de león e hizo resonar su concha en la distancia.

 

13

Al punto, un redoble de tambores de guerra se unió al estruendo sobrecogedor de timbales y trompetas, y el estrépito de trompas y conchas llenó el cielo de un rugido pavoroso.

 

14

A aquel desafío respondieron Krishna el Mandhava y Arjuna, hijo de Pandu, de pie en glorioso carro de blancos caballos, haciendo resonar también sus divinas conchas.

 

15

Krishna, señor del alma, tocó su concha Panchajanya. Arjuna, conquistador de tesoros, hizo sonar su propia Devadatta. Su hermano Bhima, de tremendas proezas, tocó su gran concha, Paundra.

 

16

El mayor de los hermanos, Yudhishthira, hizo sonar a Anantaviyaja; Nakula y Sahadeva tocaron a Sughosha y Manipushpaka.

 

17

Y el rey de Kasi de potente arco, y Sikhandi de gran carro, Dhrishta-Dyumna y Virata, y el invicto Satyaki;

 

18

y el rey Drupada y los hijos de su hermana Draupadi; y Saubhadra, bravo hijo de Arjuna, desde todas partes hicieron sonar también sus conchas de guerra.

 

19

Ante tan pavoroso estruendo retumbaron cielos y tierra, haciendo con ello temblar los corazones de Duryodhana y sus guerreros.

 

20

Entonces Arjuna, cuyo estandarte portaba el símbolo del mono, contempló a Duryodhana y sus guerreros dispuestos en línea de batalla, y viendo ya volar los proyectiles, tomó su arco.

 

21

Y así habló a Krishna:

 

ARJUNA

22

Conduce mi carro, ¡oh Achyuta!, y sitúalo entre los dos ejércitos para que así yo pueda observar a esos hombres ávidos de batalla contra los que debo luchar al inicio de esta guerra;

 

23

para que así yo pueda ver, a los que aquí reunidos, se hallan prestos a la lucha, ávidos de cumplir la voluntad del malvado hijo de Dhrita-rashtra.

 

SANJAYA

24

Cuando Krishna hubo oído las palabras de Arjuna, condujo su carro glorioso y lo colocó entre ambos ejércitos.

 

25

Y puesto enfrente de Bhishma, Drona y otros reales gobernantes, dijo: «Contempla, oh Arjuna, los ejércitos de los Kuros aquí reunidos en este campo de batalla».

 

26

Vio entonces Arjuna ante sí en ambos ejércitos a padres, abuelos, hijos y nietos; suegros, tíos, maestros…

 

27

Cuando veo, ¡oh Krishna!, a todos mis parientes venidos aquí a este campo de batalla, hermanos, compañeros y amigos.

 

28

Al ver Arjuna a sus parientes enfrentados en ambas líneas de batalla, sintiose sobrecogido por el pesar y la desesperación, y así habló con el corazón afligido.

 

ARJUNA

29

La vida abandona mis miembros flanqueantes y mi boca se deseca; un temblor se apodera de mi cuerpo, y los cabellos se me erizan de pavor;

 

30

mi gran arco Gandiva se resbala de mi puño, y arde mi piel. No logro mantenerme en pie, pues mi mente da vueltas y se tambalea.

 

31

Veo funestos auspicios, oh Keshava, y no presagio gloria alguna si mato a mis propios parientes en el sacrificio de la batalla.

 

32

Pues no albergo deseos de victoria, oh Krishna, ni ambiciono el reino de los placeres. ¿Cómo querer un reino, oh Govinda, sus placeres, o aun la vida,

 

33

cuando aquellos para quienes deseamos gozar el reino y los placeres de vivir, se hallan en este campo de batalla, renunciando a su vida y a sus riquezas?

 

34

Ante nosotros en el campo de batalla hay instructores, padres e hijos, nietos, abuelos, cuñados, tíos y suegros,

 

35

a los cuales no estoy dispuesto a matar, ni aun a riesgo de ser muerto. Ni aun tratándose del reino de los tres mundos lo haría, oh Madhusudana: ¡Cuánto menos por un reino terrenal!

 

36