COMPENDIO DE LA
Prefacio
1. La Biblia
La Biblia: Su Historia y Mensaje
Los Dos Pactos o Testamentos
La Biblia: Proceso de Formación, Estructura y Libros
El Antiguo Testamento
El Nuevo Testamento
Las Escrituras Hebreas
El canon judío y el canon cristiano del Antiguo Testamento
La Septuaginta
El orden de los libros
Los Textos Apócrifos
Libros Históricos
Los Libros Proféticos
Literatura Sapiencial
El Nuevo Testamento
Los Libros de la Biblia
El Tema y Mensaje de la Biblia
La Narración Bíblica
Los primeros pactos de Dios
El pacto definitivo de Dios
La Transmisión y las Traducciones de la Biblia
Primeras traducciones
Traducciones al castellano
Traducciones recientes
Revelación, Inspiración y Autoridad
Revelación general y especial
La inspiración de la Biblia
La autoridad de la Biblia
La Lectura de la Biblia
Enfoques generales
Principios de interpretación
Traducciones, Diccionarios y Comentarios Bíblicos
Traducciones de la Biblia
Recursos para el estudio de la Biblia
2. El Antiguo Testamento
Las raíces veterotestamentarias de nuestra fe
El Pentateuco: La creación, la caída, la elección, la salvación y el pacto
El prólogo a la historia bíblica
Los dos relatos de la creación
La caída en el huerto
La caída para abajo
La historia ancestral de Israel
Los “llamados” en la Biblia
Abraham: El patriarca fundador
Isaac: el hijo prometido
Jacob y José
El Éxodo: el “centro” del Antiguo Testamento
Moisés: Liberador y legislador
El Éxodo y el pacto sinaítico
Levítico, Números y Deuteronomio
Levítico
Números
Deuteronomio
Los libros históricos: surgimiento y caída de Israel
La invasión y la conquista de Canaán
La monarquía
La división y la derrota de Israel
El exilio, el retorno y la restauración
La voz y el mensaje de los profetas
Los profetas
Los libros de los profetas
La cronología de los profetas de Israel
Profetas y profecías importantes
Las profecías mesiánicas
Los escritos: la literatura sapiencial y devocional de Israel
El libro de Salmos
El libro de Proverbios
El libro de Job
El Judaísmo contemporáneo
Judaísmo ortodoxo, reformado y conservador
Relación entre el judaísmo y el cristianismo
3. Jesús de Nazaret
El mundo, la vida y el ministerio de Jesús
Período intertestamentario
Alejandro y los griegos
La sublevación macabea
El imperio romano
Israel / Palestina
La casa de Herodes
Herodes el Grande
Los sucesores de Herodes
Comunidades Judías políticas y religiosas en el primer siglo
Los saduceos
Los fariseos
Los zelotes
Los esenios
Los escribas
Jesús de Nazaret: en la “plenitud de los tiempos”
El Nacimiento de Jesús
José y María
Relatos del nacimiento
¿Cuándo nació Jesús?
La encarnación de Dios
Breve reseña del ministerio de Jesús
Jesús: su bautismo, tentación y discípulos
El bautismo de Jesús
La tentación de Jesús en el desierto
Los discípulos de Jesús
El ministerio público de Jesús
Misión de Jesús
La muerte de Jesús
Arresto, juicio, crucifixión, muerte, entierro, resurrección y ascensión de Jesús
La última semana de Jesús
Los acontecimientos de la última semana de Jesús
Nombres, títulos y símbolos de Jesús
4. Los Evangelios
Los testimonios que los Evangelios dan de Jesús
Los Evangelios: las “buenas nuevas”
¿Qué es un “Evangelio”?
Las fechas y la elaboración de los Evangelios
La autoría de los Evangelios
La estructura de los Evangelios
¿Por qué hay cuatro Evangelios?
Símbolos de los Evangelios
El Jesús histórico
Los Evangelios sinópticos
La prioridad de Marcos
La génesis de los Evangelios sinópticos
El reino de Dios
Marcos: el Evangelio fundacional
Juan Marcos
Estructura, auditorio y mensaje de Marcos
Los milagros de Jesús
Mateo: el Evangelio Judeocristiano
La ubicación de Mateo
Mateo, el recaudador de impuestos
Estructura, auditorio y mensaje de Mateo
El Sermón del Monte
Las Bienaventuranzas
Lucas: el Evangelio universal
Lucas, el médico
Estructura, auditorio y mensaje de Lucas
Las parábolas de Jesús
La parábola de El Sembrador
Juan: el Evangelio espiritual
Diferencias entre Juan y los sinópticos
Juan, el discípulo amado
Estructura, auditorio y mensaje de Juan
Jesús y Nicodemo
Los “Yo soy” de Jesús
Resumen comparativo de lo cuatro Evangelios
5. El movimiento de expansión
Los Hechos y las Cartas de los apóstoles
Los hechos de Pedro y los viajes de Pablo
La autoría de Lucas
La importancia de Hechos
El mensaje de Hechos
Pentecostés: el “cumpleaños” de la iglesia
La iglesia primitiva en Jerusalén
La muerte de Pedro y de Pablo
El apostol Pablo: embajador de Cristo
El llamado y la conversión de Pablo
Pablo de Tarso
Los viajes misioneros de Pablo
Los escritos de Pablo
Orden y clasificación de las cartas de Pablo
El pensamiento y la teología de Pablo
Gálatas: la epístola sobre la libertad cristiana ante la ley
El ataque de los judaizantes
La defensa de Pablo
Justificación por la fe
El fruto del Espíritu
Romanos: la obra magna de Pablo
La iglesia en Roma
“El Evangelio según Pablo”
El cristiano en el mundo
La correspondencia a los Corintios
La ciudad de Corinto
1 Corintios
2 Corintios
Las otras cartas de Pablo
1 y 2 Tesalonicenses
Las cartas desde la cárcel
Las cartas pastorales
Hebreos y las Cartas Universales: Santiago, Pedro, Juan y Judas
La Carta a los Hebreos
Las cartas universales
El libro de Apocalipsis
El simbolismo de Apocalipsis
La literatura apocalíptica
Las revelaciones a Juan
Cómo entender el libro de Apocalipsis
¿Por qué los judíos no aceptaron a Jesús?
6. La Iglesia
Breve historia del cristianismo
La era apostólica (30-400)
Los padres apostólicos
El credo de los apóstoles
Constantino el Grande (280–337)
El canon del Nuevo Testamento
La iglesia en la edad media (476-1453)
Agustín (354–430)
La iglesia de Roma y el papado
Mahoma y el surgimiento del islamismo
El cisma entre católicos y ortodoxos (1054)
Las cruzadas (1095–1291)
Tomás de Aquino (1225–1274)
El monasticismo
Ordenes religiosas
La reforma protestante
Martín Lutero (1483–1546)
Juan Calvino (1509–1564)
Pensamiento y teología de la Reforma
La cuádruple Reforma
La Reforma Católica
Misiones cristianas al mundo entero
Exploración y colonización
Francisco Javier y William Carey
La expansión mundial del cristianismo
Misiones cristianas: Pasado, presente y futuro
El cristianismo en Norteamérica
La llegada del cristianismo a Norteamérica
El Gran Despertar
Independencia e identidad nacional
Industrialización y urbanización
El pentecostalismo
Modernismo y fundamentalismo
El movimiento evangélico
Fechas y sucesos importantes en la historia cristiana
7. Creencias cristianas
Resumen de las doctrinas y creencias cristianas
Teología cristiana
Dios nuestro padre: Todopoderoso y todo amor
El conocimiento de Dios
La naturaleza de Dios
La Trinidad de Dios
Otros “—teísmos”
La doctrina de la creación
Ciencia y religión
La creación del universo
La creación de la vida
El pecado: el aprieto humano
La doctrina del pecado
El pecado original
La caída en el Huerto de Edén
Jesucristo: Señor y Salvador
La persona y la naturaleza de Cristo
El nacimiento virginal de Jesús
La preexistencia de Cristo
La muerte redentora de Jesús
La resurrección corporal de Jesús
Salvación: por gracia por medio de la fe
Justificación por la fe
¿Serán todos salvados?
La doctrina de la seguridad de la salvación El Espíritu Santo: el que perfecciona nuestra fe
La persona y obra del Espíritu Santo
Regeneración
Santificación
Recibir el Espíritu Santo
La iglesia: rasgos y sacramentos
Los rasgos de la iglesia
Los sacramentos de la iglesia
La iglesia: forma de gobierno, cargos clericales y calendario
Estructura y gobierno de la iglesia
Títulos clericales
El calendario litúrgico de la iglesia
Los últimos tiempos o los sucesos finales
El regreso o segunda venida de Jesús
La resurrección, el juicio y la eternidad
¿Hay ángeles? ¿Es real el diablo? ¿Qué son los demonios?
8. Otras religiones
Otras religiones y creencias
Otras religiones universales
Hinduismo: la religión más antigua del mundo
Orígenes y prácticas
Castas y vacas
Brahmán, Atman y la reencarnación
El movimiento Hare Krishna
El hinduismo frente al cristianismo
El budismo: el camino medio
Buda
La formación del budismo
El camino de los ocho brazos
Budismo Zen
El budismo frente al cristianismo
Otras cinco religiones orientales
Confucianismo
Taoísmo
Sintoísmo
Sikhismo
Baha’ísmo
Islam: el rival más grande del cristianismo
El profeta Mahoma
El Corán
Algunas creencias del islamismo
El islam frente al cristianismo
Los cinco pilares
Los sunnis y los shi’itas
Los musulmanes negros
Sectas cristianas y no cristianas
¿Qué es una secta?
¿Por qué la gente adhiere a las sectas?
Creencias comunes en las sectas
Para entender a las sectas
La iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días
José Smith
Las creencias mormonas
Los testigos de Jehová
Charles Russell
Creencias de los testigos de Jehová
Ciencia cristiana
Escuela de la unidad cristiana
Movimientos religiosos que ha surgido recientemente
La Iglesia de la Unificación
Iglesia de la Cientología
El Camino Internacional
Eckankar
El movimiento de la Nueva Era: mezcla de oriente y occidente
¿Qué es el movimiento de la Nueva Era?
¿Cómo se originó la Nueva Era?
La Nueva Era frente al cristianismo
¿Conducen todas las religiones a Dios?
Exclusivismo
Inclusivismo
9. Crecer en Cristo y testificar acerca de él
Crecer en Cristo y testificar acerca de él
Apologética cristiana
Fideísmo
Racionalismo
Fe más razón
El escepticismo y la verdad
Temas y desafíos de la apologética
La existencia de Dios
El mal y el sufrimiento
Jesús como “El Camino” de salvación
Crecer en Cristo por medio de la oración
La vida de oración
Diversas formas de oración
El Padrenuestro
La práctica de la oración
Respuestas a la oración
El ayuno
Crecer en Cristo por medio del estudio
La práctica y la disciplina del estudio
Formar una biblioteca de estudio
La vida de servicio
Obstáculos al crecimiento: los siete pecados capitales
El mensaje evangelístico: Jesucristo
“¿Quién dice la gente que soy yo?”
La Resurrección
La esencia del cristianismo
La dinámica del evangelismo: compartir las buenas nuevas
¿Por qué evangelizar?
Sugerencias sobre cómo compartir las Buenas Nuevas
La “apuesta” de Pascal: apostar a Dios
10. Cómo vivir la vida cristiana
Orientaciones bíblicas para vivir la vida cristiana
La cosmovisión cristiana
Otras cosmovisiones
Argumento a favor de la cosmovisión cristiana
El problema del dualismo
Los diez mandamientos: normas para la vida cristiana
Los Diez Mandamientos, entonces y ahora
Los Diez Mandamientos en la actualidad
El sermón del monte: el manifiesto cristiano
Las Bienaventuranzas
El resto del sermón de Jesús
El Sermón del Monte en nuestros días
La parábola del buen samaritano
La parábola
El significado de la parábola
Una adaptación moderna
Parábolas sobre las riquezas y las posesiones
El Rico Insensato
El Rico y Lázaro
¿Cómo debemos vivir, entonces?
Cuando compro un libro, me gusta tener alguna información sobre su autor y sobre las razones que lo o la llevaron a escribirlo. Por lo tanto, permítame decirle algo acerca de mí mismo y porqué escribí este libro, Compendio de la fe cristiana. Crecí en un hogar cristiano en Minneápolis. En 1946, cuando tenía catorce años, fui confirmado en la iglesia episcopal. Como recuerdo de esa ocasión, mi abuelo me regaló una Biblia de cuero, grabada. La Biblia permaneció cerrada, en un estante de mi biblioteca, durante treinta años.
En otoño de 1976, mi hermano mayor me persuadió para que asistiera con él a un grupo de estudio bíblico. Ese fue el comienzo de una prolongada y apasionada relación de amor con la Biblia. Empecé a leer diccionarios bíblicos, comentarios bíblicos, atlas bíblicos: de hecho, todo lo que pude conseguir. En 1977 me inscribí en un curso de capacitación de dos años para dirigir las Series Bíblicas Bethel, y en 1979 empecé a dar clases de esa modalidad en mi iglesia. En 1981 desarrollé un curso de treinta semanas titulado A Year With The Bible (Un año con la Biblia) que luego enseñé en varias iglesias en Minneápolis.
En 1986 comencé a estudiar en Regent College, un instituto internacional de estudios cristianos de posgrado en Vancouver, Columbia Británica, Canadá. Me gradué en 1990 (después de varios viajes ida y vuelta al Africa) y obtuve un master en Estudios Cristianos. En 1992 empecé a desarrollar materiales para clases de educación cristiana para adultos. Este libro, que es una versión condensada del curso Un año con la Biblia, fue el manual de estudio para un curso Bíblico acompañado con videos y titulado Word Alive! (¡La Palabra viva!).
Algunas personas quieren saber de mi trasfondo denominacional. En este aspecto he sido muy ecléctico. Como ya dije, crecí en la iglesia episcopal, pero no fui muy activo allí después de mi confirmación. Cuando nuestros hijos estaban creciendo, mi esposa y yo nos incorporamos a una iglesiacongregacional porque tenía un excelente programa para jóvenes, el mejor a nuestra disposición. Cuando empecé a estudiar la Biblia, mis mentores fueron un pastor presbiteriano y un profesor de Nuevo Testamento de un seminario Luterano. Cuando fui a Regent College, mi esposa y yo asistimos a una iglesia de los Plymouth Brethren (se conocen como “hermanos libres”). Cuando vivimos en Kenya como misioneros, asistimos a una iglesia pentecostal Africana y a una iglesia bautista expatriada. Actualmente somos miembros de una congregación metodista en un área urbana deprimida.
Cuando comencé mi peregrinaje cristiano no sabía nada acerca de la Biblia ni de la iglesia ni de lo que significaba ser cristiano. Decidí que algún día escribiría la clase de libro que yo hubiera deseado tener cuando me inicié en la vida cristiana; algo del estilo de “Lo que siempre quiso saber sobre el cristianismo pero no sabía a quién preguntar”. Un libro que respondiera preguntas corrientes, como: ¿De qué trata la Biblia? ¿Qué relación tienen el Antiguo y el Nuevo Testamento? ¿Por qué hay cuatro Evangelios en lugar de uno? ¿Cómo evolucionó la iglesia desde los primeros cristianos hasta la iglesia que conocemos hoy? ¿Cuáles son las creencias fundamentales y no negociables del cristianismo? ¿En qué difiere el cristianismo de otras religiones universales, de los mormones y otras sectas, del movimiento de la nueva era? ¿Qué significa ser cristiano y vivir como cristiano?
El libro que tiene en sus manos se propone responder a estas y otras preguntas. La primera mitad se ocupa de la historia y el mensaje de la Biblia, del Antiguo Testamento, del mundo del primer siglo de la era cristiana, de la vida y el ministerio de Jesús, del Nuevo Testamento, de las Cartas de Pablo y las Cartas Universales y el Libro de Apocalipsis. La segunda mitad trata sobre la historia del cristianismo, las doctrinas y creencias cristianas, otras religiones y creencias, la cosmovisión cristiana y la apologética, crecer en Cristo y testificar de él, y algunas pautas para la vida cristiana.
Las fuentes para este libro provienen de: los contenidos de cursos Bíblicos que he ido recogiendo a lo largo de los años; lecturas y conferencias en Regent College; libros sobre la Biblia por Raymond Brown, John Drane, Robert Gundry, Howard Clark Kee, Bruce Metzger, John Stott y otros; The Anchor Bible Dictionary, The Dictionary of Bible and Religion, The Columbia Encyclopedia, The Oxford Dictionary of the Bible y otros libros de referencia; libros sobre la historia de la iglesia por Martin Marty, Bruce Shelley y otros; libros sobre la historia del cristianismo publicados por la editorial Eerdmans y por Oxford University Press; introducciones al cristianismo de las editoriales Eerdmans y Lion; libros de teología cristiana de autores como Paul Little, Millard Erickson, Shirley Guthrie y otros; libros sobre otras religiones y creencias, escritos por autoridades en ese campo y libros publicados por Eerdmans, Lion, Oxford y otras casas editoriales; y lecturas sobre el cristianismo en el mundo contemporáneo. Donde había diferencias, por ejemplo en las citas, la ortografía o la forma de usar las mayúsculas, las fechas de hechos históricos, datos geográficos, la traducción de palabras griegas o latinas, y otros asuntos, he aplicado el “criterio de la mayoría”.
En este libro he procurado reflejar un elevado concepto de la Biblia. Las versiones que cito a lo largo del libro son la Versión Reina Valera Revisada, 1995, y la Nueva Versión Internacional, 1999. También he intentado reflejar las variadas maneras en que los investigadores y otros estudiosos han comprendido el texto bíblico, aunque en todo el libro doy énfasis a las enseñanzas y posiciones históricas de la iglesia. Finalmente, he querido que este libro sea un libro fácil de leer; por ello, he expandido el comentario en el texto en lugar de añadir notas al pie; también he usado encabezamientos claros, letras mayúsculas, comillas y cursivas para destacar palabras y frases importantes.
Quiero agradecer a varias personas que revisaron, corrigieron e hicieron sugerencias sobre el libro: al doctor Roy A. Harrisville (h.), profesor emérito de Luther Seminary, por su revisión crítica del manuscrito original; al reverendo Norman H. Dodman, fundador del Instituto de Capacitación Bíblica en Nairobi, Kenya, por sus comentarios sobre el contenido y la teología del libro; a Dean C. Halverson, especialista en religiones universales por International Students Inc., por editar el capítulo 8 (“Otras religiones”); y al doctor Alfred A. Glenn, profesor emérito de Bethel Seminary y profesor adjunto de Fuller Seminary por la edición del manuscrito final en inglés.
Mi oración es que al leer este libro, al estudiar los pasajes bíblicos a los que se hace referencia en el texto y al leer algunos de los autores citados en el libro, usted llegue a comprender con claridad las Buenas Nuevas y lo que significa vivir “por la causa de Cristo”.
John Schwarz — Julio de 1999
La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros. Es el mapa del viajero, el cayado del peregrino, la brújula del navegante, la espada del soldado y la guía del cristiano. Debería llenar la memoria, gobernar el corazón y guiar los pasos. Debiera ser leída pausadamente, frecuentemente, y en actitud de oración.
El punto de partida para estudiar la fe cristiana es la Biblia, el testimonio escrito de lo que Dios habló y actuó en el plano de la historia. En este capítulo haremos una revisión del Antiguo y del Nuevo Testamento, de los libros apócrifos del período intertestamentario (“entre ambos Testamentos”), que son los libros que Martín Lutero y los reformadores no incluyeron en la Biblia cuando tradujeron las Escrituras de hebreo y griego a los idiomas que hablaba la gente del pueblo. Luego consideraremos diversas traducciones de la Biblia. Después de esto, analizaremos tres conceptos que se relacionan con la Biblia: las revelaciones que Dios dio a Israel y la revelación de sí mismo en Jesús de Nazaret; la inspiración de los escritores humanos de la Biblia, y la autoridad de ésta en asuntos de fe y de práctica. Por último consideraremos algunos principios generales que deben ser aplicados en la lectura e interpretación de la Biblia; mencionaremos varias traducciones y algunos recursos que pueden usarse al estudiar la Biblia.
Aunque la Biblia tiene muchos libros, en realidad es un solo libro: una narración continuada con dos partes diferenciadas, o dos “testamentos”, del latín testamentum, que significa “pacto” o “acuerdo”. El Antiguo Testamento contiene el pacto entre Dios y el pueblo de Israel al pie del monte Sinaí: “Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones” (Ex. 19.5). El Nuevo Testamento contiene el pacto entre Dios y toda la humanidad, pacto que había sido anunciado por el profeta Jeremías: “Vienen días … en que haré un nuevo pacto…” (Jer. 31.31). Este pacto fue instaurado por Jesús en la Ultima Cena: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes” (Lc. 22.20).
La palabra “Biblia” viene del término griego biblia, que significa “libros”. De modo que la Biblia es una colección de libros, aunque no todos son “libros” estrictamente hablando. En el AntiguoTestamento, por ejemplo, el libro de los Salmos y el de Proverbios son colecciones de poemas y refranes; y la mayoría de los “libros” que lo componen el Nuevo Testamento son cartas.
Los libros fueron escritos a lo largo de un período que abarca por lo menos 1200 años: desde el 1100 a.C. hasta el 100 d.C. (a.C. significa “antes de Cristo” y d.C., “después de Cristo”). Además, fueron escritos por una variedad de personas, algunas de las cuales han sido identificadas y otras no, especialmente en el Antiguo Testamento; se escribieron en muchos diferentes lugares, como Palestina, Babilonia, Corinto, Efeso, Roma, Antioquía y la isla de Patmos. La Biblia ha sido traducida a unos dos mil idiomas y hoy más del 80% de la población mundial tiene acceso a la Biblia, o a una parte de ella, en su propio idioma.
El Antiguo Testamento comprende treinta y nueve libros en las Biblias protestantes, cuarenta y seis en las Biblias católicas, y cincuenta y cinco en las Biblias ortodoxas (ver próxima sección), divididos en cuatro amplias secciones, a saber:
• El Pentateuco o la Torá, los cinco libros “fundacionales”: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, en los cuales Dios llama (elige) a Israel para ser su pueblo, lo libera de la esclavitud en Egipto y establece un pacto con Israel en el monte Sinaí. El Pentateuco contiene también lo que se conoce como la Ley.
• Los Libros Históricos: Josué, Jueces, Ruth, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester. Los Libros Históricos relatan la historia de Israel a lo largo de un lapso de unos ochocientos años: la entrada de los israelitas a la Tierra Prometida (Canaán) bajo el liderazgo de Josué en el 1250 a.C.; la ocupación de la tierra durante el período de dos mil años bajo la guía de los jueces; los reinados de Saúl, David (en el 1000 a.C.) y Salomón, reyes de Israel; y la división y separación de la tierra en los dos reinos, Israel y Judá, y su derrota a manos de los asirios (en el 721 a.C.) y de los babilonios (en el 586 a.C.); el exilio en Babilonia y el retorno de los exiliados a Israel (en el 538 a.C.) y la reubicación en Jerusalén y Judea bajo el liderazgo de Esdras y Nehemías (a mediados del siglo V a.C.).
• Los Profetas, una colección de escritos de los cuatro profetas “mayores” (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel) y los doce profetas “menores” (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías). Los Profetas también incluyen el libro de Lamentaciones, que son las endechas de Jeremías sobre la destrucción de Jerusalén tras la invasión de Babilonia, en el 586 a.C.
• Los Escritos, también llamados literatura sapiencial y devocional, que incluyen los libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares o Cántico de Salomón.
El Nuevo Testamento tiene veintisiete libros, también divididos en cuatro secciones:
• Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, testimonios escritos de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
• Los Hechos de los Apóstoles, el relato histórico de los primeros tiempos de la iglesia en Jerusalén y de los tres viajes misioneros de Pablo; abarca el lapso entre el 30 d.C. y principios de la década del 60.
• Las Cartas o Epístolas (de epistolos, palabra griega que significa “carta”), que incluyen trece cartas escritas o atribuidas a Pablo (cartas escritas a las congregaciones en Roma, Corinto, Galacia, Efeso, Filipos, Colosas y Tesalónica), y cartas personales escritas a Timoteo, Tito y Filemón; la Carta a los Hebreos y siete cartas “generales” de Santiago, Pedro, Juan y Judas.
• El Apocalipsis o Revelación, de Juan, que contiene el registro de las visiones que éste recibió sobre la soberanía de Dios y su inminente victoria sobre las huestes del mal.
Las Escrituras Hebreas (es decir, el AT, ya que el Nuevo fue escrito en griego) son el registro de las palabras y el trato de Dios con el pueblo de Israel, a quienes llamó para que fueran “luz para las naciones” (Is. 42.6). La historia de esas revelaciones y actos divinos fue transmitido en forma oral de una generación a la siguiente. A partir de la instauración de la monarquía (1020 a.C.) los relatos orales y tradiciones fueron puestos por escrito y coleccionados; luego, durante y después del exilio (siglo VI a.C.), fueron reunidos y compilados como libros. Se cree que la Torá se completó alrededor del 400 a.C., los Libros Históricos y los Profetas alrededor del 200 a.C. y los Escritos alrededor del 100 d.C. Se considera que el canon hebreo definitivo —es decir, libros reconocidos por los rabinos como sagrados o divinamente inspirados— fue confirmado por un concilio o asamblea de ancianos en Jamnia, la actual ciudad de Jabneh, hacia finales del primer siglo d.C.
Judíos, protestantes, católicos y ortodoxos tienen diferentes cánones de las Escrituras, es decir, diferentes cantidades de libros.
• El canon judío contiene veinticuatro libros, porque muchos de los libros de las Escrituras hebreas no están divididos. Por ejemplo Reyes, Samuel y Crónicas son cada uno un libro, Esdras y Nehemías forman un solo libro, y los doce profetas menores están agrupados en un libro (el Libro de los Doce).
• El Antiguo Testamento protestante contiene treinta y nueve libros, arreglados de manera algo diferente del canon judío (ver la sección El orden de los libros, en p. 14).
• El Antiguo Testamento católico contiene cuarenta y seis libros. Los siete libros adicionales provienen de la Septuaginta (ver sección sobre Los textos apócrifos en pp. 14-16).
• El Antiguo Testamento ortodoxo incluye cincuenta libros: los libros del Antiguo Testamento católico más 1 Esdras, 3 Macabeos, la Oración de Manasés y el Salmo 151.
Además, las Escrituras Hebreas están dispuestas en tres divisiones en lugar de cuatro. Lo que en la mayoría de las versiones cristianas del Antiguo Testamento se denomina Libros Históricos son aquí llamados Primeros Profetas: los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes. En el canon hebreo estos libros se consideran libros proféticos o “historia religiosa”, más que “historia histórica”. La Biblia judía o hebrea a veces es llamada Tanak o Tanakh, palabra formada con las primeras letras de los nombres hebreos de esas tres secciones: T por Torá (el Pentateuco), N por Niviim (los Profetas) y K por Kethuvim (los Escritos), con las vocales añadidas para facilitar la pronunciación.
La Biblia de la iglesia primitiva de habla griega era la Septuaginta. Cuando Alejandro el Grande (356-323 a.C.) conquistó el mundo antiguo durante el siglo IV a.C., el griego llegó a ser la lingua franca o idioma común en el mundo conquistado. Con el tiempo, los judíos que vivían fuera de Palestina empezaron a hablar el griego en lugar del hebreo; se hizo entonces necesaria una versión de las Escrituras en griego. Alrededor del año 250 a.C. un grupo de ancianos y escribas judíos en Alejandría, Egipto, que era la ciudad que albergaba la comunidad judía más numerosa del mundo antiguo, tradujeron las Escrituras al griego. Según la leyenda judía, setenta y dos traductores de la Torá (seis por cada una de las doce tribus) tradujeron en forma independiente, y cuando terminaron ¡no había ninguna discrepancia entre sus traducciones!
El nombre Septuaginta proviene del latín septuaginta, que significa setenta, la cifra redonda más cercana al número de setenta y dos traductores. La Septuaginta a veces se abrevia como LXX, el numeral romano 70. La Septuaginta se constituyó en la Biblia de los judíos de habla griega que vivían fuera de Palestina, y también lo fue de los primeros cristianos.
El orden de los libros en el Antiguo Testamento cristiano sigue a la Septuaginta, que es diferente de las Escrituras Hebreas. Además, en éstas la última sección comprende los Escritos en lugar de los Profetas, y aquellos incluyen cinco libros que el Antiguo Testamento cristiano ubica entre los Libros Históricos (Ruth, Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester) y otros dos libros que el canon cristiano incluye con los Profetas (Daniel y Lamentaciones).
La Septuaginta contiene quince libros que no están en las Escrituras Hebreas, libros tales como Tobit, Judit, 1 y 2 Macabeos y Baruc. Cuando Jerónimo tradujo el Antiguo Testamento al latín, alrededor del 400 d.C., incluyó varios libros de la Septuaginta, con la advertencia de que no debían ser considerados en el mismo nivel que los libros del canon hebreo. Con el tiempo, sin embargo, esos libros deuterocanónicos (esto significa “segundo canon”) fueron colocados en la misma categoría que los libros canónicos de las Escrituras Hebreas; algunos de ellos dieron origen a doctrinas católicas tales como el purgatorio, que aparece en 2 Macabeos 12.43–45.
Cuando Martín Lutero y otros tradujeron la Biblia a las lenguas que hablaba el pueblo en su época (a comienzos y hasta mediados del siglo XVI) a veces colocaron los libros deuterocanónicos en una sección separada, ubicada entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y titulada como Apócrifos (de la palabra griega que significa “de dudosa autoridad o autoría”), o bien los eliminaron totalmente. La razón por la que los reformadores rechazaron los libros deuterocanónicos fue que no habían sido aceptados por los ancianos judíos en el canon hebreo. (Además, aunque Jesús y los otros apóstoles en el Nuevo Testamento citaron extensamente al Antiguo Testamento, no hay en el Nuevo Testamento referencias a ninguno de los libros deuterocanónicos). Para contrarrestar la actitud tomada por los reformadores en contra de los libros deuterocanónicos y de las enseñanzas fundadas en esos libros, la iglesia católica otorgó plena aceptación a doce de los libros apócrifos, como parte del canon, en el Concilio de Trento en 1546.
A pesar de no pertenecer realmente al canon, los libros deuterocanónicos son documentos importantes. Libros tales como 1 y 2 Macabeos contienen la historia del pueblo elegido de Dios durante el período entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Otros libros, como Sabiduría de Salomón, reflejan los cambios que empezaron a producirse en el pensamiento religioso judío antes de la venida de Jesús, tales como una creencia cada vez más firme en la vida después de la muerte, doctrina a la que se alude muy brevemente en el Antiguo Testamento. En la actualidad algunas Biblias protestantes tienen ediciones que incluyen a los libros apócrifos.
Puesto que los libros apócrifos estuvieron excluidos por largo tiempo de las Biblias protestantes, la mayoría de los protestantes saben muy poco acerca de ellos. Lo que sigue es el listado de estos libros tal como aparecen en las Biblias católicas.
Tobit es la historia de un judío (Tobit) piadoso y fiel a la ley cuya ceguera fue sanada por medio de una fórmula mágica provista por un ángel (Rafael). Judit es una historia sencilla y fácil de leer acerca de una hermosa mujer viuda quien, como Ester, salva a su pueblo. Adiciones a Ester son agregados que tienen el propósito de darle al libro de Ester un estilo más “religioso” (no se menciona el nombre de Dios en el libro canónico de Ester). Los libros 1 y 2 Macabeos narran el opresivo reinado del gobernante seléucida (sirio) Antíoco Epífanes y la revuelta y purificación del templo bajo el liderazgo de Judas Macabeo y sus hermanos.
Baruc es un libro que se atribuye al secretario de Jeremías; al libro de Jeremías se le agregó La Carta de Jeremías, que el profeta escribió a los judíos que estaban a punto de ser llevados cautivos por los babilonios. El libro canónico de Daniel fue extendido para incluir tres escritos deuterocanónicos: la Oración de Azarías y el Canto de los tres jóvenes, que es un cántico o plegaria de los tres compañeros de Daniel en el horno de fuego (Dn. 3.24–90); y Susana, la historia de una bella mujer que era deseada por dos malvados ancianos, y que fue salvada por Daniel (Dn. 13), y Daniel, el dios Bel y el dragón, una historia ubicada en el tiempo de Daniel y que presenta el contraste entre la adoración a Dios y la falsa adoración a los dioses babilonios (Dn. 14).
El libro Sabiduría, que es obviamente de otro autor y no de Salomón, define el origen, la naturaleza y la función de la sabiduría y el destino de quienes hacen lo bueno y quienes hacen lo malo. El Eclesiástico o Sirácida (por el autor del libro, también conocido como La sabiduría de Jesús hijo de Sira) es una maravillosa colección de dichos y consejos similar al libro de Proverbios.
En el Antiguo Testamento, el Pentateuco y los libros históricos aparecen más o menos en orden cronológico y los cuatro profetas mayores y los doce profetas menores están ubicados, con muy pocas excepciones, en el orden en que fueron escritos. En el Nuevo Testamento los libros no aparecen en orden cronológico. Por ejemplo:
• Pablo, que murió a mediados de la década del sesenta, escribió sus cartas antes de que se escribieran los Evangelios—el primero de los cuales (Marcos) está fechado alrededor del año 70—y antes que Hechos de los Apóstoles, que describe los viajes de Pablo.
• Las cartas de Pablo están ordenadas de acuerdo con sus destinatarios y más o menos agrupadas según su extensión, más que por orden cronológico. Las nueve cartas a las iglesias están ubicadas en primer término, seguidas por cuatro cartas personales. Romanos es la primera carta a las iglesias porque es la más larga y no porque fuese la primera que escribiera el apóstol (en realidad, fue una de sus últimas cartas a las iglesias). Filemón es la última entre las cartas personales de Pablo porque es la más breve de éstas, aunque probablemente fue la primera en ser escrita.
• Los Evangelios, como veremos en el capítulo 4, empiezan con Mateo. Sin embargo, la mayoría de los estudiosos del Nuevo Testamento coincide en que Marcos, no Mateo, fue el Evangelio que se escribió primero.
Los libros que componen el Nuevo Testamento son testimonios escritos de las Buenas Nuevas de Jesús y cartas a las congregaciones cristianas. A mediados del segundo siglo de esta era, los escritos fueron reunidos para dar expresión escrita al nuevo pacto o testamento entre Dios y la humanidad. No conocemos la fecha precisa en que fueron reconocidos y aceptados definitivamente los libros en el canon del Nuevo Testamento, como es el caso con el Antiguo Testamento. Parece, sin embargo, que esto tan temprano como mediados del siglo II ya había un acuerdo general sobre veinte de los veintisiete libros (todos, con excepción de Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis).
El criterio para incluir los libros en el canon del Nuevo Testamento tenía tres elementos. En primer lugar, los escritores debían tener credenciales apostólicas o haber mantenido una relación estrecha con un apóstol, como es el caso de Marcos con el apóstol Pedro y el de Lucas con el apóstol Pablo. En segundo lugar, los escritos debían ser coherentes con las enseñanzas de la iglesia. En tercer lugar, los escritos debían ser aceptados y utilizados por toda la iglesia.
Los cristianos tienen motivos sólidos para estar tranquilos respecto a la confiabilidad y autenticidad del Nuevo Testamento. Se han encontrado y clasificado más de cinco mil manuscritos griegos, incluyendo manuscritos completos del Nuevo Testamento, como el Codex Sinaiticus, descubierto en el monasterio Santa Catalina, al pie del monte Sinaí, en 1844 (ahora se encuentra en el Museo Británico en Londres), y el Codex Vaticanus, un manuscrito casi completo (que se encuentra en la Biblioteca del Vaticano, en Roma). Ambos están fechados a mediados del siglo IV. Como punto de comparación, los manuscritos de fecha más antigua que existen de Julio César están fechados 1000 años después de su muerte; los de Platón 1200 años después de su muerte y los de Aristóteles 1400 años después de su muerte, y a pesar de ello los investigadores aceptan en forma universal la autenticidad de estos manuscritos.
Otra razón de nuestra confianza en los escritos del Nuevo Testamento, además de la abundancia de manuscritos existentes, es que los escritos fueron producidos en el lapso de una o dos generaciones posteriores a la muerte de Jesús. Las primeras cartas de Pablo están fechadas en el 50 ó el 51, apenas veinte años después de la muerte de Jesús; el Evangelio de Marcos está fechado alrededor del año 70, cuarenta años después de la muerte de Jesús; y casi todos los libros pueden ser fechados sin vacilación antes de cerrar el primer siglo. Según el investigador John A. T. Robinson, “la abundancia de manuscritos y, sobre todo, el breve intervalo entre el momento en que fueron escritos y las copias más antiguas que disponemos hacen [del Nuevo Testamento] fácilmente el texto mejor confirmado entre todos los escritos del mundo antiguo” (Can We Trust the New Testament?, [¿Podemos confiar en el Nuevo Testamento?]).
• El Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
• Los Libros históricos: Josué, Jueces, Ruth, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester.
• Los Libros poéticos: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares.
• Los Profetas mayores: Isaías, Jeremías (y sus Lamentaciones), Ezequiel y Daniel.
• Los Profetas menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
• Los Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
• Los Hechos de los apóstoles.
• Las Cartas paulinas